9

5 2 0
                                    

La gala de celebración.

El día transcurrió más rápido de lo que Egan y yo imaginamos.

Cómo era de esperarse, una vez más, Andrew, mi padre, nos llamó para disculparse por posponer el almuerzo para otro día, debido a que hubo un retraso en su agenda. Aún así, mi hermano y yo, disfrutamos incluso mucho más sin mi padre, del tiempo a solas.

Me quedé en el marco de la puerta, recostando mi cabeza en el mismo. Mi cabello suelto y largo cayendo a mis costados. Había ido a buscar un par de bebidas más mientras veíamos películas en su habitación. Lo observaba de perfil, y su belleza resaltaba incluso en la oscuridad de la habitación.

Ti éleixtre tanty, derfo.

Te extrañé tanto, hermano.

Eran alrededor de las 5.pm, y mi celular que yacía en una mesita al costado de la habitación, resonaba sin parar. Harta del molesto sonidito, que amenazaba con hacerme perder la paciencia, contesté:

—¡¿QUÉ?!—grité exasperada. Egan dio un respingo ante el grito, mientras se llevaba una palomita de maíz a la boca lentamente.

—¡OYE!—también se alzó la voz de Marilyn, ofendida.—¿Por qué me gritas? ¿Se puede saber dónde estás? ¿Acaso olvidas la jodida gala de la que es anfitriona...¿Quién?...ah sí, ¡TÚ!—acusó.

Demonios. La gala.

Lo olvidé por completo.

Egan y yo nos miramos con los ojos al límite. Claramente él también debía asistir. Me apresuré a hablar, controlando cada cuerda vocal a mi favor, llenando de calma total mi voz:

—¿De qué hablas, corazón? Por supuesto que sé que tengo la gala. Estoy vistiéndome, casi lista. Nada de qué preocuparse.

Ella soltó una suspiro. Pareció que se creyó la mentira porque dijo:

—Eso espero. Pasarán por los dos en una hora, en tu depa. Terminen de vestirse rápido. Las familias empiezan a llegar, y créeme, Caroline, están esperándote a ti.

¿Y eso por qué debería importarme?

Ah, sí.

Porque son mis habitantes.

—Sí, sí, ya te oí, mamá.—enfaticé la última palabra. Sabía que se picaría.—Cambio y fuera.—corté antes de que me pegara por medio de Bluetooth.

Una hora. Por los dioses. Teníamos que apurarnos.

Mi hermano y yo nos movilizamos lo más rápido que pudimos. Usamos la teletransportación porque era nuestra última opción.

Teníamos advertido no usar nuestros poderes frente a nadie, podrían ser detectados, aún así era la única salida.

Aparecimos en mi departamento. Al pobre Egan no le dio tiempo de admirar el lugar, porque yo lo empujaba para el baño principal.

—¡Muevete! ¡Y bañate rápido!—le dije desde atrás, mientras lo impulsaba hacia dentro del baño.

Él me miró, aún atónito por la rapidez del momento y encontró su cerebro por fin. Asintió y yo cerré la puerta.

Je hebt het einde van de gepubliceerde delen bereikt.

⏰ Laatst bijgewerkt: May 19 ⏰

Voeg dit verhaal toe aan je bibliotheek om op de hoogte gebracht te worden van nieuwe delen!

Me pierdo en tus ojos.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu