QUINCE15

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Por la tarde estoy culminando mis tareas, la casa está silenciosa a pesar de que todos, –excepto Dalí– se encuentran en ella.  Caramelo duerme plácidamente en su cama muy bien equipada cerca de mis pies en el sofá. Timothy y Charlie están en el otro sofá con los móviles y parece que es muy importante lo que sea que hagan ahí porque he tratado de sacarles conversación y su única respuesta es un: «Ajá, mmm ya.»

Eso no es tener conversaciones. Lo bueno de todo eso, es que pude terminar mis trabajos a tiempo, cierro los libros de golpe provocando que ambos chicos delante mía den un brinco en su lugar. Al mismo tiempo, ambos levantan su mirada agria y reclamante de su parte, pongo los ojos en blanco por la misma sintonia que tienen.

Sonrío a medias en disculpa. Más tarde, el chico de ojos grises entra con mucha energía.

Me brinda una sonrisa cálida que acepto y devuelvo igual de cálida. Se va hacia atrás del sofá acercándose por detrás a Timothy. Con ambas manos toma su cabeza hacía atrás y le planta un beso en los labios, frunzo las cejas confundidas. ¿Por qué de repente los chicos tienen esa clase de comportamiento?

"¿Refuerzan la amistad?"

—¿Qué quieres?— cuestiona Timothy desganado.

—Qué te la metas en la boca— responde Dalí con tanta seriedad que yo misma me atraganto con mi saliva al oírlos.

Los tres chicos frente a mí, voltean a verme raro y al mismo tiempo me ignoran.

—Ya quisieras— espeta Timy.

—Hablando en serio, debemos hacer unos repasos para hoy en la noche, a menos que quieras un desastre.

—Vale, vamos— acepta mi amigo, y yo con toda la curiosidad del mundo en el corazón inquiero:

—¿Puedo acompañarlos?

—Quiere ver si le haces la mamada— rectifica Charlie hacia Timothy que me mira sorprendido y luego confuso.

—No, yo... no— balbuceo al verme atrapada sin saber cómo salir ilesa de los tres chicos frente a mí que me ven de la misma manera que da miedo. Parecen sacados de una película de terror.

—Querida— empieza Dalí, despacio, muy normal en su tono —No vamos hacer nada sexual si es lo que te preocupa. Fue un chiste— habla como si mi cerebro fuera incapaz de entenderlo.

Pongo mala cara.

—Por mi mente no pasó eso.

"Mentirosa."

Al final accedieron a regañadientes, salimos de la mansión hasta el patio trasero donde se encuentran los estudios de cada uno de ellos, son tan misteriosos que me pone nerviosa conocer el de Dalí, aunque no lo dijeran, sé que vamos para allá. El estudio de Timy es muy hermoso y muy él, pero él de Dalí. Espero no defraude mis expectativas.

Para mi sorpresa, la primera puerta da directamente con el lugar destinado. Lo primero que me impacta es un olor a cítrico muy, muy dulce... agradable a mi olfato. Luego los ventanales cubiertos por cortinas de papel. Una mesa de casi dos metros a lo largo empotrada a la pared cerca de la puerta con desorden de papeles, al fondo una mini cama personal desordenada, y más al fondo una especie de escritorio con dos pantallas de computadoras.  En la pared continúa a esta, una estantería, pero no una cualquiera, esta es muy Dalí. Tiene  forma de nota musical donde guarda muchos libros, muy grande color negro, luego un cuadro enorme donde se ve un violín y las manchas de colores de fondo.

Junto a este, otro cuadro de flores muy llamativo. Y en medio del salón un enorme piano de cola blanco  que cuesta más que mi vida entera, un reloj anormal que en lugar de números tiene más notas musicales,  un violín junto al piano en su estantería muy pulcro y reluciente. Además de una gran ventana con flores de todo tipo y color. Y junto a esta una mesita de cristal con un gran lego color naranja de un auto de carreras que ellos ven.

El Arte De ConocerteWhere stories live. Discover now