✮ Capítulo 4 | Los amigos de Georg (Parte1)

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✮ Capítulo 4 | Los amigos de Georg (Parte1)

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22 de agosto, 2006

VIC.

Había pasado un día desde que estaba aquí. Mis padres estaban ocupados con cosas del trabajo, ya que los dos estaban en la misma empresa y casualmente ésta los había trasladado de Los Ángeles a Alemania, subiéndoles mucho más el sueldo a su vez. Sin embargo papá no encontraba la casa perfecta para llamarla hogar. Sí no era una casa muy chiquita, era muy grande. Sí no estaba ubicada dentro de la ciudad, estaba muy lejos de ésta. ¿Y mi mamá? Ni hablar. Ella quería una casa que no estuviera tan lejos de su hermana, ya que ahora eran más unidas.

¿Qué pensábamos Erika y yo? Qué mientras más lejos estuviéramos de la otra mejor. Las cosas no habían cambiando mucho entre nosotras (más que nada porque había pasado un día solamente). Y dudaba que fueran a cambiar.

Claro que en la noche, para ir a dormir, tuve que pedirle de malas ganas un pijama ya que, como dije anteriormente, el avión había perdido mi equipaje. Así que las dos únicas y pequeñas maletas con las que contaba solo contenían pura ropa para salir y nada cómodo para dormir.

"Te lo regalo. De todas formas está viejo y arruinado. No es tan diferente a lo que usas siempre" fue lo que me dijo como respuesta. Tuve que contenerme de lanzarle un puñetazo porque no sería correcto en casa ajena. Cómo no quería pedirle más ropa y a su vez ahorrarles sus malos comentarios, estuve toda la mañana andando por la casa con el pijama. Pues mis padres estaban tan ocupados que ni siquiera podían acompañarme a comprar ropa.

Menos mal que aún no empiezo las clases aquí.

—Vic, tu padre y yo iremos al aeropuerto —dijo mamá de pronto cuando llegó hasta mí lado.

Yo la observé desde el sofá de la sala de estar, confundida.

—¿Por qué? —dejé el tazón con cereales y leche a un lado. —. ¿Deben viajar?;

—No, no, cielo —me sonrió con emoción—. De hecho tenemos una buena noticia para ti.

—¿Le comprarán un boleto de viaje a Erika? —sonreí con esperanza.

Mamá me miró con desaprobación.

—No, querida —se cruzó de brazos y volvió a sonreír—. Verás, les dejamos nuestros datos a los trabajadores del aeropuerto del pueblo, por sí encontraban tus pertenencias. ¿Y adivina qué? Han encontrado tu bajo y tu maleta.

Okay, eso sí que era una buena noticia.

—¡¿Lo dices en serio?! ¡Eso es genial! —sonreí en grande —. ¿Puedo ir con ustedes?

—Sí eso quieres —luego me miró de arriba a abajo—. Puedes pedirle a tu prima que te preste algo de ropa. No creo que quieras ir en pijama.

Oh, cierto.

Automáticamente me miré a mí misma, dudosa. Claro qué no podía ir así. Pero tampoco le pediría otro estúpido favor a Erika. Así que terminé por rodar los ojos y hacer un ademán con mi mano.

—Paso—negué—. Los esperaré aquí.

Mi mamá terminó por encogerse de hombros y asentir. Me dejó un beso en la frente antes de salir por la puerta y decirme que no tardarían en regresar. Supuse que mi padre y mi tía ya estaban afuera esperándola, ya que ellos aún no conocían bien el lugar y necesitaban la ayuda de Helen.

SCREAM [Bill Kaulitz]Where stories live. Discover now