Capítulo 05.

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"Buen egoísta"

El sol salió desde muy temprano, los rayos traspasaban un poco la nube gris que cubría el bosque dándole un sutil encanto, las hadas revoloteaban de un lado a otro sobre el río creando un ligero ambiente de tranquilidad que se podía percibir a través del hermoso jardín.

Existían flores únicas que nacían desde el río, seres mágicos generando bailes sobre las aguas cristalinas, árboles que daban protección al pozo de las joyas cerca de la más grande montaña, las cuales guardaban un sentimiento especial, además de conceder algún deseo, según el rey eran las más poderosas del páramo.

Ese lugar transmitía una imagen de la naturaleza más amplia y perfecta, claro había cosas que en el mundo humano no, pero se mostraba de forma única.

Aunque el castillo esparciría el terror a quien lo mirara, una postura acechante que era reinada por los seres de colmillos afilados y sedientos de sangre.

Los vampiros protegían aquel sitio de cualquier atentado que podía presentarse por parte de los humanos, esos que se encontraban asechando a la más vulnerable hada cerca del muro de espinas, cuando las veían a su alcance no dudaban en tomarlas para su beneficio y muchas veces terminaban asesinándolas debido al dolor.

Los príncipes eran quienes se encargaban de esa protección, pues el rey se preocupaba más por mantener su poder en sus manos, someter a las mismas hadas para que le complazcan en sus caprichos.

El páramo estaba lejos de ser un lugar mágico, a simple vista lo era, pero al conocerlo era un lugar de terror casi igual al mundo humano.

Hace mucho tiempo el páramo fue atacado por los humanos, buscando arrebatar la magia que este producía bajo la exigencia que tenían todo lo que un humano necesitaba para subsistir, devastaron el campo donde nacían flores desde el fallecimiento de las hadas. En ese campo enterraban a sus muertos dando una nueva oportunidad de vida y su magia también les servía a los mortales para fabricar armas.

Esto sucedió alrededor de cien años, recordaban a la perfección el momento donde el rey llegó para protegerlos, creando el muro de espinas en la entrada del bosque y la nube gris que lo cubría a toda su extensión de la vista de los helicópteros que sobrevolaban el lugar. El páramo paso de ser un sitio mágico, al más temido por los humanos donde nadie podía acercarse ni siquiera por curiosidad.

El vampiro de sangre pura se encontraba en el balcón de su habitación admirando el paisaje grisáceo que causaban las nubes cubriendo el cielo y dejando libres algunas gotas de agua, el clima era bastante parecido a ese sentimiento que existía dentro de su pecho.

Una sonrisa melancólica se mostró en su rostro cuando las criaturas comenzaron a revolotear sobre el río con gracia y felicidad, un sentimiento que nunca en su vida pudo experimentar, ni siquiera en esos momentos que encontró a la persona que estaría a su lado por bastante tiempo, ni siquiera él podía hacerlo sentir diferente. Y había un solo motivo para ello, su corazón se encontraba vacío.

El príncipe perdido│JeffBarcodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora