KISS - choi soobin

OO1

Valerie estaba feliz. Eran las dos de la mañana. Había pasado unas cuántas horas horneando un pastel, ya que al día siguiente sería el cumpleaños de su novio.

Él insistía en que ese sólo era un día como los otros, debido a varias circunstancias que tuvo que atravesar en su niñez. Pero la chica quería que fuera un día especial para él. Se lo merecía. Después de todo, era el primer cumpleaños (de muchos) que pasaría a su lado.

Luego de dejar el postre en el refrigerador, se fue hacia su cuarto, dando pequeños saltitos de emoción. Esperaba ver una tierna reacción por parte de él al día siguiente.

•

Amaneció, se trataba de una soleada y agradable mañana. Soobin se encontraba caminando por el campus, luego de agradecer las felicitaciones que había recibido por parte de varios de sus amigos. Pero la persona que más esperaba no aparecía, estaba empezando a preocuparse. Más porque sabía que la chica era muy somnolienta, y a veces tendía a apagar su alarma sin importarle nada.

Cuando sacó su celular para llamarle, se vió interrumpido por un delicado par de manos tapando sus ojos.

—¿Quién cumple años hoy?

Sonrió, una vez se dió cuenta de quién era la dueña de aquella dulce voz.

Era ella.

—Soobin~— Respondió, haciendo una voz tierna.

—¡Feliz cumpleaños!— Valerie se colocó frente a él, sonriendo de oreja a oreja. —Tengo algo para tí.

—¿Para mí?— Ella asintió —Me preguntó qué podrá ser.

—Bueno— Dejó salir una risita —Es dulce, muy dulce. Y a cualquiera le podría sacar una sonrisa.

—Oye, pero si yo ya te tengo a ti.— Soobin dijo, en un tono divertido, haciendo reír y al mismo tiempo sonrojar a la mencionada.

—Sigue adivinando~— Contestó, para safarse.

—Veamos.— El chico inclinó ligeramente su cabeza hacia un lado, cosa que hacía para pensar o concentrarse. —Dulce, y le puede sacar una sonrisa a cualquiera... ¿Helado?

—Casi.

—¿Galletas?

—¡No! Pero estás muy cerca. Me sorprende que no hayas adivinado, Bin.

—Pastel.

—¡Si!— Afirmó ella, con emoción, para luego sacar la caja en la que había guardado el regalo. Ésta era de color celeste, adornada con un lazo azul y una carta atada a éste. —Vamos a la banca que está allá, para que lo veas bien.

Él asintió, y los dos se dirigieron al lugar decidido. Cuidadosamente abrió la caja, dejando ver un pastel circular, celeste al igual que la caja, con un dibujo de cinnamoroll que ella misma, dificultosamente y casi al punto de las lágrimas, había hecho. Y claro, las letras que decían "Happy Birthday!"

—Ésta muy bonito, Val.— Expresó, conmovido —Que te hayas tomado el tiempo de hacer esto por mí, es .... ¡Ah!— Los ojos de Soobin empezaron a aguarse y su nariz a ponerse roja.

Estaba llorando.

—¿Binnie? No llores...

—No pasa nada.— Respondió él. —Es llanto de felicidad.

Valerie dejó salir una risa, para luego recostar su cabeza en el hombro del contrario, él cuál se vió algo tenso al sentir el tacto.

Estaba nervioso.

—Eh, bueno...— Se separó un poco —De verdad, me gustaría quedarme un ratito más contigo, pero tengo clase y el maestro se pone súper gruñón cuando llegamos tarde así que...

—Entiendo...— Valerie asintió, pero no entendía. ¿Era acaso que Soobin no quería pasar tiempo con ella? No, no podía pensar eso de él. Acababa de explicarle que tenía clase. Y de hecho lo admiraba. Se tomaba la escuela muy enserio.

—Te quiero mucho, oye y gracias por el pastelito, ¿me lo guardas?

—Claro...

—Eres la mejor.— Sonrió él, para luego irse corriendo hacia el salón, dejando algo decepcionada a la chica, ella simplemente soltó un largo suspiro mientras lo observaba irse.

Soobin era tan adorable. Además de que era muy guapo, era tan tierno con ella, siempre le ayudaba en lo que podía, cuando tenía la oportunidad le regalaba cosas, y, en especial, la quería mucho. Incluso más de lo que ella sabía. Básicamente era su tipo ideal. Pero si una cosa pudiera hacerlo el novio perfecto de una vez por todas...

Sería que él la besara.

Jamás lo había hecho. Valerie podía entender que se trataba de un chico muy reservado, pero también parecía que quería evitar cualquier tipo de contacto físico con ella. Lo cuál ocasionaba que a veces se preguntara si era ese el verdadero problema, o si acaso era ella.

Pero era muy feo atormentarse pensando cosas así, así que simplemente lo dejaba pasar.

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—Feliz cumpleaños a ti~— Terminaron de cantar todos al unísono, para después aplaudir.

—Gracias, muchas gracias.— Agradeció Soobin, mientras él también aplaudía, para luego comenzar a repartir el pastel.

Valerie le había organizado una pequeña reunión en su casa con unos pocos amigos cercanos, en un ambiente muy cómodo. Él agradecía mucho esos detalles que tenía ella. Lo adoraba. Adoraba como se empeñaba en hacerle sus días más especiales.

—¿Estás feliz?— Preguntó ésta misma, mirando hacia arriba para alcanzar justamente la mirada de el contrario.

—Mucho.— Sonrió él. —Además, sólo contigo puedo comer pastel dos veces en un día.

—Me vas a pagar por los dos.

El chico se quedó impactado.

—¡Es broma!— Lo calmó ella, haciendo que los dos se rieran.

—¿Te dije que te ves muy bonita hoy?— Mencionó Soobin.

—¿Sólo hoy~?— Respondió ella, no podía ocultar lo ruborizadas que se encontraban sus mejillas por aquello.

—Siempre.

—Debes estar mintiendo.

—¿Tú crees que yo te mentiría?

La chica negó con la cabeza.

—Tienes razón. Tú nunca me mentirías.— Sonrió. —Gracias por ser tan bueno conmigo, lindo.

"Lindo"

Esa simple palabra que ponía el corazón de Soobin a latir como loco. Se rascó su nuca, avergonzado de que Valerie viera lo rojo que estaba. Tarde. Cuando él iba ella ya venía.

—Estás rojito— Comentó ella, posando su dedo en uno de sus hoyuelos, lo que hizo el sonrojo en su rostro incrementarse aún más.

—Oh, basta.— Habló él, pero no quería que parara en realidad.

—Awww, eres tan adorable.— Dijo, mientras acariciaba su suave y lacio cabello negro.

Él suspiró, rendido. Ella acababa de decirle lo adorable que era, pero estaba seguro de algo.

Ella lo era mucho más.

Y deseaba poder hacérselo saber de forma decente algún día.