DASH

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Diario de Alan:

Estoy seguro de que muchos de ustedes quisieran tener un amigo tan bueno como Dash Lasalle, que esté en las buenas, en las malas y también en las pésimas. Dash y yo nos conocimos en el preescolar, desde ese momento jamás nos separamos y hasta esas fechas ya éramos casi hermanos. Mis padres llegaron dos semanas después de un viaje proveniente de Brasil. Esa tarde, mi madre me dio permiso de salir con Dash y no lo pensé dos veces, me monté junto con él a la bicicleta roja que lo acompañaba desde sus catorce años. Esa bicicleta roja tenía algo de especial, había pertenecido a su hermano Barrie años atrás, quien estaba en la escuela militar y quien también al irse se la había regalado a Dash para que siempre lo tuviese presente. Por eso, a donde quiera que fuera por más cerca que estuviese el destino, Dash siempre la llevaba. Desafortunadamente, la llanta trasera de la bicicleta estaba muy desgastada y teníamos que ir lo más pronto posible por una nueva.

Recorrimos varios talleres hasta llegar al indicado. Mientras Dash le ponía la llanta a la bicicleta, escuché una voz conocida a lo lejos, que digo parecida; estaba seguro de que esa voz era de ella. De Betty Ann, señores, rápidamente salí del taller y me asomé. Efectivamente, ahí estaba ella a lo lejos, con un grupo de chicos que, por cierto, no me caían nada bien. Se estaba riendo a carcajadas...

Sentí la mano de Dash dándome palmadas en la espalda, me había descubierto. Pero no tenía por qué temer, era mi mejor amigo y tarde o temprano se iba a dar cuenta de lo interesado que estaba en ella.

-Es la prima de Kim.- Me dijo.

Y precisamente les hablaré ahora de Kimberly Standall, Kimberly era nada más y nada menos que la novia de Michael Adams, el jefe de una de las pandillas más peligrosas del rumbo. Si digo peligrosas era porque tenían bastante habilidad con los puños y su forma de arreglar los problemas era poco usada. Kimberly no tenía estudio alguno, desde el inicio de su noviazgo con Michael se dedicaba ayudarle en su taller de motos y autos, muchos contaban que se dedicaban al tráfico de marihuana y que por esa razón tenían tanto dinero. Pero eso solo lo saben ellos.

Lo cierto es que Kim siempre se veía mal, quizá no en cuanto a dinero u otros temas, me refiero a que a pesar de estar siempre con su novio había ocasiones en que siempre se la pasaba llorando y en ese momento en que yo los observaba ella también sonreía como nunca, parecía ser que la llegada de Betty Ann le estaba haciendo bastante bien.

Si quieren que les hable del resto de la pandilla, tendré que hablarles de Bastian, o mejor dicho, "El tigre". Su apodo era una herencia familiar, ya que a su padre le apodaban así y se debía a su amor por las artes marciales mixtas, al boxeo, la lucha libre y a la lista de innumerables premios que tenía no solo a nivel nacional, sino también a nivel mundial. A decir verdad, Bastián no me caía tan mal como Michael y Kim, él era un poco más humilde y, por lo menos, siempre trataba de solucionar problemas dialogando antes de soltar el primer golpe. También que no se me olvide aclarar que Bastian destacaba más en boxeo y en el presente era el orgullo del lugar.

Y aquí viene el más odioso de la pandilla, Kurt Lee, de descendencia china y llamado así en homenaje a Kurt Cobain. Sus padres tenían una pequeña cafetería en el centro de la ciudad y vendían el mejor chocolate que haya consumido en mi vida, un chocolate amargo y oscuro como mi corazón. Kurt era el más problemático de todos, estuvo meses en la correccional y todos le temían, pero como no temerle a ese hombre, sí traía una navaja en la mano siempre y solía amenazar a quien se le pusiese en frente. Lo mejor era nunca meterse con él.

Continuando con la lista de integrantes de la pandilla, aquí viene Park Trovato, hijo de un empresario millonario, y quien llegó aquí a un internado para cambiar su conducta, pero no lo logró. Días después, con ayuda de Kurt, escapó del internado y véanlo ahora. Está fuera, campante y feliz de la vida, mientras sus padres piensan que está estudiando y luchando por ser alguien mejor.

Y esta es la dichosa pandilla con la que Betty Ann ha llegado a hospedarse, las razones aún no las sé, Dash me ha prometido investigar esta tarde y contarme detalle a detalle por qué Betty ha llegado aquí.

En cuanto la llanta de la bicicleta quedo repuesta Dash y yo nos fuimos, yo tenía muchas ganas de saberlo todo de ti Betty Ann y ese fue uno de mis tantos errores.

EL DESASTREWhere stories live. Discover now