"Abuela, amo a Becky y cuidaré de ella"- respondí con determinación.

"Esto va para ti también, Rebecca. Quiero que esto vaya en serio, no quiero que vuelvas a herir a nadie. Ilusionar a las personas intentando olvidar a Freen no es justo, ni para ti ni para la otra persona" - concluyó la abuela.

Sabía que la abuela se refería a Alexandra, y pude ver un poco de culpa en el rostro de Becky.

"Nunca quise lastimarla, abuela. Buscaré su perdón, tal vez no ahora porque sé que necesita tiempo, pero hablaré con ella" - Respondio con determinación.

Hubo un silencio antes de que Becky volviera a hablar.


"Amo a Freen, no quiero perderla..." - dijo Becky, y sentí cómo mi cuerpo se relajaba al escuchar esas palabras. No quería más dudas ni arrepentimientos por parte de Becky, solo quería verla feliz a mi lado.

"Entonces, basta de idioteces de parte de ambas. Solo quiero que sean felices y que se amen" - añadió la abuela con una sonrisa.

El desayuno continuó y Becky me sonrió. Sabía que todo iba a estar bien.

"No vuelvas a hacerme esto, quiero verte siempre al despertar en la mañana" - susurré en su oído, esperando que solo ella lo escuchara. Le di un ligero beso en el lóbulo y sentí cómo su cuerpo temblaba ligeramente.

"Lo siento, cariño. Debías obtener un castigo" - respondió Becky.

"Puedes castigarme de otra forma" - dije antes de que Becky dijera algo más, deposité un beso en sus labios. -"Vamos, desayuna".

Después del desayuno, le pedí a Becky que nos encontráramos con el abuelo en su oficina. Era hora de hablar seriamente con Becky, aunque sinceramente no sabía cómo lo tomaría.

"¿Qué sucede?" - preguntó Becky.

"Bueno, Alexandra... Dejo esto para ti" - entregué los papeles.

Becky comenzó a leer y su mirada se tornó molesta.

"Deben saber bien que yo no deseo tomar algo que no me pertenece" - dijo Becky con indignación.

"Rebecca... Alexandra quiere que estés a cargo de la empresa que llevamos entre nuestra familia y la de ella" - comentó el abuelo.

"¿Por qué?" - preguntó Becky confundida.

"Porque Alexandra siempre te ha creído capaz. Fue un acuerdo para que se llevara a cabo la asociación, y ella se pondrá muy triste si no aceptas" - expliqué.

Becky me volteó a ver molesta, pero solo emitió un largo suspiro. Dudó por un momento, pero finalmente asintió.

"Bien... Pero necesito al menos un año para aprender sobre los negocios. Por ahora, puedo observar" - dijo Becky.

El abuelo se levantó de su silla y abrazó a Becky. Hacía años que el abuelo quería que Becky tomara un cargo en la empresa y asumiera responsabilidades. Después de todo, ella era de la familia y era muy capaz.

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Después de un día lleno de tensiones y emociones, finalmente Becky accedió a regresar a nuestra residencia. Anhelaba la calma y la intimidad que solo podíamos encontrar juntas. Las luces del atardecer se filtraban suavemente a través de las cortinas, creando un ambiente cálido y acogedor.

El Lazo Que Nunca Se RompioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora