Promise

So I broke my promise

Él no sabía lo que estaba haciendo, definitivamente no lo hacía; instintivamente sus dedos se deslizan por la pantalla del dispositivo mientras sus labios se fruncen en anticipación. Esta sería su despedida apropiada, con sus manos temblando.

Mirando fijamente la pantalla en medio de la oscuridad de la noche, él siente su estómago revolverse del simple pensamiento. Fácilmente, él podría retractarse e irse a dormir, ignorando el hecho que estaba a punto de caer por el deseo. Pero no lo hace, porque no puede seguir escapando cobardemente.

Por lo que, presionando suavemente la pantalla, Tsukasa marca el prohibido número de contacto agendado como “Rui”. Casi está aterrado de la realidad a la que estaba a punto de afrontarse, oyendo como el pitido resonante se encargaba de matar la paz que el silencio le traía hace apenas segundos antes.

Uno, dos, tres. El molesto sonido se apodera del altavoz, reproduciéndose en un ciclo. Solo cuando deja de reproducirse, él acerca su teléfono a su oído. Sus dudas son dispersadas al percibir el tan suave, sin embargo, increíblemente familiar timbre responder—. Tsukasa-kun, cuánto tiempo —Dicho tono tan despreocupado y cálido es el que le hace saber al nombrado de lo mucho que se ha perdido por el estúpido abatimiento.

Su aliento se atasca en su garganta, su corazón acelera por una última vez ante la pronunciación de su propio nombre. Es dulce, puede reconocer, como siempre lo ha sido. La trepidación se traslada al centro de su cuerpo, sacudiéndose por la ansiedad que arraigaba consigo.

—¿Por qué me has llamado? —inquiere Rui con curiosidad, y Tsukasa se ve invadido con el impulso de colgar, poner la excusa de que se ha equivocado de persona, mas no puede hacerlo. Él permanece en silencio, sus ojos posados en el cielo estrellado a través del ventanal a su lado, pensando en cómo procedería.

La misma idea de exponerse ante él parece imposible cuando siempre ha sido reservado con este tipo de sentimientos. Es horrorosa y espeluznante. Desafortunadamente, no hay tiempo para considerar lo que piensa o no cuando Rui sigue esperando por una respuesta.

Tsukasa respira profundamente, recolectando el débil valor en su interior—. Rui.

—¿Sí?

—Me hice una promesa —susurró, siendo demasiado consciente del tremor en su voz. Ya no podía seguir ocultándose—, me prometí a mí mismo distanciarme de ti.

Silencio es lo que hubo del otro lado de la línea. Eternos segundos transcurrieron sin una réplica inmediata, aunque Tsukasa conoce la traducción de ese silencio: sorpresa, confusión. Solo él intentando desatar los nudos que no sabía que existían.

—Pero no pude cumplir con aquello. Te extraño. No sabes cuánto te extraño, Rui, el poder ser tu líder, y tú mi director —Su pecho arde con cada palabra, no se alivia, tan solo se agrava todavía más. Es la peor tortura a la que se ha sometido—, me aferro a la posibilidad de que volverás. Me aferro a la posibilidad que todo es un simple sueño y la realidad donde estás conmigo me espera.

—Tsukasa-kun…

—Permíteme terminar —él interrumpe, puesto a que aún no ha terminado con su discurso improvisado.

Oyendo un suspiro proveniente de Rui, lo toma como luz verde—. Yo solo… quería olvidarme de todo. Yo solo deseaba deshacerme de esto. Yo… —el rubio frena justo antes de revelar las grandes dos palabras, su vista se comenzaba a tornar borrosa debido a la humedad en sus orbes; lágrimas formándose en ellos, invisibles a la vista del peli-morado. Tsukasa toma un instante para secarlas, sin éxito cuando vuelven a brotar.

—Me gustas —finalmente, confiesa. Desde luego que se arrepiente, no es propio de una estrella actuar egoístamente; pero Tsukasa ya no tal astro para Rui.

El llanto no puede ser frenado, con gotas de tristeza deslizándose por las mejillas de Tsukasa. Está agradecido de que esta no es una reunión cara a cara con él, ya que esta humillación era más fácil de llevar, pero no menos desoladora. Pequeños sollozos escapan de sus labios inquietos mientras intenta continuar hablando—, cuánto odio pensarte todo el tiempo, que cada uno de mis latidos sea por ti, Rui. Soy consciente de que en esta realidad se trata de algo absurdo que tú sientas lo mismo. Quizás… si hubiera hecho más no sería así.

El más alto traga tras aquella frase, asegurándole que no ha abandonado la llamada—. Tsukasa-kun —él musita—, escúchame.

—No. Ya lo sé —refuta—. No hace falta que me lo digas.

—Por favor —Rui insiste apologéticamente, escuchando atentamente los sollozos del otro lado de la línea—, realmente lo siento.

Y duele, a él realmente le duele. Tsukasa no comprende la razón por la que se disculpa, pues Rui nada malo ha hecho. Sin embargo, es peor que una puñalada en su espalda, haciéndolo querer llorar estrepitosamente.

—Yo realmente… —Las siguientes palabras desconocidas para él son, alejando el dispositivo de su oído y presionando el botón rojo en la pantalla. Tsukasa no tenía intención de saberlas en el fondo, no quería descubrir nada más. Sintiéndose lo suficientemente mal como para romper completamente en llanto justo después de colgar, él hunde su rostro mojado entre sus palmas.

Su celular ahora abandonado por algún sitio alrededor en su cama, comienza a vibrar. Tsukasa lo ignora descaradamente, muy ocupado en su derrumbe emocional. Sabe que es Rui buscándolo con desesperación, mas lo ignora irremediablemente.

Y aunque lo aborrezca, no puede ignorar la culpa que brota en su interior.

N/A: Yayyy evento principal del fanfic terminado.

No sé qué me pasa últimamente que ni siquiera llego a las mil palabras. Es sufrimiento.

Prepárense para el próximo capítulo jejeje.