Capítulo 4

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En el suelo, débil y resignado espera su final, ese terrible sentimiento le dice que ya no queda más que dejar fluir sus recuerdos.

Olivia le habla desesperada, pero él no es capaz de responder, ni siquiera de sentir, su vista se nubla y ya no la ve, la luz del sol se hace cada vez más brillante y crece hasta enceguecerlo.

De repente, esa luz ya no provenía del sol sino de cámaras que lo rodean, y con ello, se escuchan voces de fondo, además, siente venir un terrible agobio; se trata de un recuerdo. 

Ahora parece regresar a los lujos de la vida que se le está yendo y puede reconocer que es el día del funeral de su tío, justo el momento cuando la ceremonia había terminado y la atención de la prensa cayó sobre él. Está ahí pero al mismo tiempo no, le es difícil distinguir los rostros que lo rodean y las palabras que pronuncian, pero entre ellos resalta una voz:

— ¡Raúl! ¡Raúl! — es lo poco que logra escuchar entre el bullicio. 

— ¡Raúl! ¡Raúl! — es lo que Olivia grita en un intento de despertarlo.

Es terriblemente confuso para él, más ahora así parece ser el rumbo de su vida; entre el pasado y el presente.

— Raúl, háganos una aclaración...— se enfoca con más claridad en el recuerdo — ¿Qué consuelo tiene el país ya que tendrá a un rey tan joven?

Raúl se detuvo por unos minutos para asimilar lo que sucedía, frente a él estaba Martín, el reportero que había hecho tal pregunta. Recordó lo desagradable que fue la mirada sarcástica de aquella persona, pero no tambaleó su decencia al responderle:

— ¿Consuelo? No creo que sea necesario, no le das el pésame a alguien que está de cumpleaños, además, la juventud no es el obstáculo en este nuevo reinado, de ser así tu carrera también necesitaría un consuelo, y no te preocupes, no es la primera vez que el país tiene a un rey joven.

— ¿Supongo que esta vez sí será algo legítimo? — continuó el reportero.

— Ya no más preguntas — intervino Matías, su mentor.

Luego de haber hablado sus escoltas abrieron el paso para que pudiera dirigirse a su limusina.

De pronto vuelve y ve a paramédicos atendiéndolo, y cuando creía estar entrando a una ambulancia resultaba ser que entraba a su limusina.

Con cada recuperación de conciencia crece más su asombro al darse cuenta de él contraste que tiene con ese chico, como si no se tratara de él mismo.

— No puedo creerlo — le decía Raúl a Matías — ¡Pero qué atrevido! No debiste interrumpir, ese chico merece que lo pongan en su lugar.

— Raúl, con lo que le dijiste fue suficiente, además, estuviste muy bien, pero un segundo más allá sería perder la sensatez.

— ¿Sabes qué sí es sensato? Que no lo vuelva a ver entrevistando nunca más.

— No, entiende de una vez — dijo paciente — no permitas que ese tipo de comentarios te desestabilicen, ser sensato no es nada más para un rey sino para toda persona y si vas a tener un cargo como el que te espera tendrás que tenerla primero antes de sentarte en el trono, ella tiene que ser tu compañera en todas tus decisiones, además, lo que merece ese chico es ser ignorado.

— Pero lo que dice está mal, no es cierto y quiero corregirlo.

— Mucha más razón tengo, ¿Por qué perseguir una mentira? Muchas cosas van a demostrar que él está mal, porque tú eres alguien muy capaz, así como lo fue Paulo, así que es mejor no pensar más en eso.

— Tienes razón, por poco lo arruino— dijo en un tono decaído — lo que pasa es que no me siento de humor, siento que me he quedado huérfano, sin el tío Paulo...

— Sin Paulo aquí lo harás bien, Además, no estás solo, ¿O es que tan mal mentor fui para ti? ¿Y que me dices de tu padre?

— Mi padre es como si no existiera y si fuera por mí te tendría como mentor para siempre, además, me encantaría que fueras mi consejero.

— ¡Vaya! Eso sería un gran honor para mí.

— Lo que trato de decir es que si mi padre realmente me apoyara en esto, todo se sentiría distinto, ¿Hasta dónde tengo que llegar para que lo haga?

— No es que no te apoye, si lo piensas bien sabrías que está muy preocupado por ti, el camino que has tomado es al que él un día renunció.

— Pero no creo que sea justo dejarme solo en esto.

— No Raúl, tú no estás solo.

De inmediato, Raúl abre los ojos, se despierta en el cuarto de un hospital, el silencio lo envuelve en una inquietante sensación y es más que claro que en su alrededor no está sino solo él.

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⏰ Last updated: May 28 ⏰

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