-Mirando las redes no más- respondió y levantó su mirada hacía mí.

Podría decir que mi mayor debilidad son los ojos de Charles, que además de ser de un color precioso tenía la capacidad de estrujar todo mi cuerpo, aunque fuera una simple mirada.

-Estás linda- comentó sin dejar de mirarme.

Yo como es usual preferí quitar mis ojos de los suyos y mirar el cojín en mis piernas.

A que venía ese comentario? Ni siquiera me había arreglado.

Cuando pude controlar mis nervios y me disponía a contestarle el timbre sonó, yo sabía muy bien quien era, y él parece que también ya que se levantó a abrir con una sonrisa.

-Charlie!- exclamó ella abrazándole.

-Hola Amy- luego de separarse la invitó a pasar y entró mirando el lugar.

-Tu departamento es literalmente como lo soñaste de pequeño- rió mirándolo- los trofeos, medallas, colores y una gran consola de juegos- terminó mirando la consola bajo la pantalla, luego me miró.

-Ayla!- se acercó dando un beso en mi mejilla en saludo- un gusto verte.

-El gusto es mío- respondí con una sonrisa.

Aunque lo intentara no podía odiarla, era dulce conmigo, no me echaba malas miradas como si lo hacía Alexandra, supongo que eran situaciones completamente diferentes.

Como si leyeran mi mente Carlos y Layla bajaron sacándome de ese incómodo momento.

Minutos después ya estábamos sentados en la gran mesa de Charles hablando entre nosotros, al menos esta vez todos estábamos en la conversación.

Al terminar el postre y algunas copas de vino nos reíamos a carcajadas de un chiste muy malo que soltó Carlos y Charles continuó.

-Gracias por la invitación Charlie- sonrió abrazando en despedida al chico ya en frente de la puerta.

Cada vez que lo abrazaba sentía una puntada en el estómago.

-Y fue un placer conocerlos, espero tengan un buen viaje- dirigió a Carlos y Layla que sonrieron en agradecimiento.

-No te vayas a olvidar de mi- le advirtió a Charles y giré los ojos- y mándale saludos a Pascale.

-Espera- la llamó en cuanto se giró.

Charles se que suena egoísta pero por favor no lo hagas.

-Mañana tenemos una cena familiar- lo hizo- tu eres mas que familia y sé que mamá estará feliz de verte.

Su mirada se emocionó y sonrió asintiendo.

-Allá nos vemos- ambos asintieron y la chica siguió su camino al elevador.

De nuevo esa sensación en mi estómago, maldición.

Horas después despedimos a Carlos y a Layla, abracé fuerte a mi hermana y le advertí a Carlos que la cuidara.

Así sólo quedamos Charles y yo de nuevo, tal como en el principio.

Él cerró la puerta y me miró sosteniendo su cabeza con sus manos recostado de la mesa.

-Que tienes?- preguntó curioso y arrugué el ceño.

-Yo? Nada, por qué debería tener algo?- ataqué con otra pregunta tal como me enseñó Luci cuando nos metíamos en problemas al iniciar la universidad.

-Estás rara- hizo una mueca con sus labios- que pasa por tu mente?

Tantas cosas pasan por ella

Que si el tuviera el poder de leer mentes definitivamente me moriría de vergüenza.

Fingiendo no amarte • Charles Leclerc Where stories live. Discover now