CAPITULO 3

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Sebastian Pov:

Desde que he llegado a este país he estado completamente aburrido, he estado tomando fotos, he estado encerrado en mi penthouse trabajando con mis asistentes así como también he estado prestándole atención a mi adorado bebe, ahora tengo una mascota que esta siendo mucho mas consentido de lo que yo mismo he sido por mis padres, esa gatita es lo mas preciado que tengo después de mi amada camara, lo mejor de todo es que mi camara también ama a mi gatita, mi pequeña Mia.

Mi adorada gatita se había adaptado a la perfección en mi hotel y ha estado saliendo a caminar de vez en cuando y se había estado encariñando con mi secretaria, eso es lo que ella me ha dicho, aunque cuando mi gata no me siente en casa se acerca a las puertas del ascensor para que la saquen a pasear, esa dicha gata siempre quiere pasear, se la pasa todo el día fuera del penthouse.

Después de que yo saliera de mi nuevo hogar, aunque fuera algo temporáneo, fui a mi estudio para poder trabajar un poco tanto en las cosas del hotel como en asuntos de la galería que acabo de montar y de los asuntos de la otra galería que estoy manejando con Mia, la cual va de mejor en mejor gracias a que su prima es una excelente fotógrafa, esto es algo que me alegra saber ya que ella es una chica prodigio, incluso le hemos dicho que le pagaríamos sus estudios y que en unos años la convertiríamos en socia, Mia y yo pensábamos lo mismo y ya hasta lo hablamos.

Bueno, desde que he comenzado a progresar en mi galería, he estado viendo a una chica que ha caminado delante de esta todos los días, ella casi siempre esta algo distraída y casi se tropieza con mi moto en un par de ocasiones. Casi nunca tengo tiempo para hablar con ella, me gustaría llamar su atención ya que me da miedo de que algo le suceda a ella, mi moto es pesada y si algo le llegara a pasar seria terrible y yo estaría en problemas... creo.

El día de hoy me había dado cuenta de que aquella chica estaba a punto de pasar y por pura casualidad mi moto estaba justo en su camino, el cual era en la acera, porque la misma es como un estacionamiento, hoy ella estaba aun mas que perdida en sus pensamientos de lo que ya estaba días antes, casualmente también había terminado con lo que tenia que hacer por lo que salí del edificio y me pare en su camino, ella choco con en mi pecho, era mucho mas pequeña de lo que se veía, sus piernas se veían muy largas para su tamaño.

En cuanto ella se tropezó conmigo parecía molesta, pero una vez que ella me vio su cara paso de molesta a sorprendida y ahora parecía un poco fastidiada, eso me hizo sonreír divertido, me encantaría decir que no me gusta hacer algo como esto, pero la realidad es que me divierte mucho hacerlo gracias a que ella parece estar muy metida en sus pensamientos.

La chica en verdad se veía un poco molesta gracias a que yo estaba en su camino.

No es como que yo le hubiera prestado atención a sus disculpa mientras caminaba distraída, sin embargo, mi ego y orgullo siempre han sido muy grandes, no lo pude resistir mientras me miraba tanto y una de mis mejores sonrisas.

-Una foto dura mucho mas- dije finalmente, era notable mi acento americano.

-Mis disculpas- dijo algo enrojecida en la cara, eso quiere decir de que estaba avergonzada- no me fije por donde iba.

-Eso no te impidió ver mi belleza por un largo minuto- conteste divertido y engreído, ella me estaba mirando desconcertada ante mis palabras.

-No soy ciega- contesto de la misma manera.

El pelo de esta chica era negro, completamente negro, llegaba a sus hombros ya que aparentemente se lo había cortado de esa manera, su cara se me había conocida, es como si la hubiera visto antes en algún otro lugar, pero no puedo recordar donde, quizás es una de las... no, no puede ser, es mas que obvio que ella no pasa de sus veinte, no debería de tener mas de veintiún años de edad o tal vez si, no estoy muy seguro.

SEBASTIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora