❝Soy Haseki Yoongi Sultan... Y yo no perdono❞
Yoongi fue secuestrado por un capricho, pero por gusto, se convirtió en el consorte del Sultán más poderoso y temido del Imperio. El frágil doncel tendrá que ser fuerte para poder sobrellevar cada uno de...
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Lee Eun-Yeong.
Significado; Pétalo de Bondad.
Una adolescente con una vida de comodidades. Una mujer llena de belleza y juventud. Alguien que con tan solo verle el rostro quedaba fascinado con sus facciones delicadas. Sus movimientos suaves y elegantes robaban la atención de cualquier invitado en la casa de los nobles Lee. Quienes sabían bien lo que su única podía transmitir. Y solían siempre arreglarla para destacar y embaucar a unos cuantos hombres que estaban interesados en su princesita.
Pero claro que la chica nunca lo supo. Jamás se imagino que sus padres, sobre todo, su progenitor pudiese verla o utilizarla como moneda de cambio. Ella solo pensaba que aquellos hombres que la invitaban a comer o que combatían una platica amena eran simples cortesías.
Eun-yeong jamás pensó que sus padres podrían engañar a gente inocente. Por qué para la chica lo eran, simples hombres encantados con su belleza, sin una figura femenina para darle color a su vida.
Nunca se metió con ninguno de los hombres. Pues hasta eso, los hombres con los que compartía momentos nunca le tocaron indebidamente, siempre fueron amables, respetuosos y siempre le daban su lugar. Fue por eso que Eun-yeong jamás sospecho nada.
Ese era un secreto de sus padres. Uno de los dos que le ocultaban a su hija. Quien vivió su vida encerrada en esas paredes de su cómoda casa, de su jaula de oro. Donde pedía lo que quisiese y lo obtenía. No debía dar nada a cambio. Y eso la hacía feliz. No tener que trabajar. No tener que ser obligada a casarse por conveniencia. Ni vivir bajo un techo con un hombre que no amase.
Pues ella no pretendía casarse con tan solo veinte años. No. Definitivamente aquello no estaba en sus planes.
Hasta que lo conoció.
Una noche donde sus padres y ella asistieron a una elegante celebración en el palacio de Jeju, donde se suponía se celebraba el cumpleaños número veintisiete del príncipe de la corona. Pero ella no se sentía del todo cómoda en ese lugar. Todos parecían felices, chocando copas, incluso su padre reía. Pero ella sobraba, pues no conocía en aspecto al príncipe. Es más. Solo había escuchado de él ese mismo día donde su padre llegó corriendo a su casa sosteniendo una invitación donde tenía anotado el nombre de la familia Lee.
Su madre, incluso, dio saltitos llenos de felicidad mientras abrazaba a su hija. Eun-yeong ni siquiera supo que sucedía. Solo que sonrió para sus padres.
La chica llevo un vestido demasiado elegante. Más específicamente; un hanbok tradicional coreano. El cual consistía en una falsa oscura, una blusa del mismo tono y el chaleco era oscuro, pero transparente, tenía detalles de flores en color rosados y un moño morado en su costado derecho. Zapatillas oscuras. Su cabello castaño fue alzado en un chongo bajo. En su cabeza reposaba un prendedor plateado. Su madre se encargo de maquillarla, resaltando su piel blanca.
