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"No lastimes a los demás, con lo que te hace daño a ti mismo" —Buda.
Como siempre se ha dicho, mientras más evitas las cosas, más inevitable se vuelve el acto, bien pues Alana llevaba algunos días evitando al irlandés de ojos azulados, continuaban trabajando tan bien como al inicio, ambos continuaban mostrando aquella química característica que los envolvía cuando estaban juntos... no había que ser muy ingenuo para darte cuenta de que ambos tenían una tensión y si no lo notabas probablemente no estabas tratando atención.
-¡Corte!- Se escuchó a lo lejos - Lo repetiremos.
-Bien todos 3,2,1 ¡Acción!
Tampoco es como si la Italiana le hubiese dado la oportunidad de explicarse, Alana simplemente desaparecía tras cada toma, al momento de terminar con el trabajo. Simplemente le agradecía y se retiraba a descansar, ya había pasado una semana prácticamente de todo aquello, Cillian. Por su puesto que sabía que debía de hablar con ella, simplemente no tenía la oportunidad de hacerlo o la italiana no le daba el momento para hacerlo.
-¡Corte!, muchas gracias chicos.
-Gracias a ustedes- mencionó la castaña dándose vuelta para ver al mayor- Gracias Cillian.
-Alana...
Nuevamente el hombre había quedado con la palabra en la boca cuando observó como Alex la guiaba hasta otro lugar, así habían sido los días desde que asumió que fue que la castaña le escuchó. También notaba las miradas que el representante de la castaña le lanzaba, era bastante evidente que en este momento el irlandés no era su persona favorita en el mundo.
¿Lo culpaba? Claro que no, él mismo se había encargado de cagarla hasta el fondo, así que sabía que esas miradas estaban bien encaminadas.
...
Alana terminaba de arreglar el maquillaje que había elaborado para aquella noche, un nuevo fin de semana se había presentado y junto con Maddy habían decidió que irían a un restaurant a comer, la razón era simple cumplían un año más de amistad, pequeñas cosas como aquellas la celebración de amistad eran las que disfrutaba aún la italiana, se sentía más como una chica normal y no a la cual un reportero seguía las veinticuatro horas del día.
Quizas por eso se sentía bien aún de tener a Maddy en su vida. Era una amistad tan genuina que valoraba hasta más no poder, había escuchado el citofono de la recepción por lo cual estaba segura de que se trataría de su amiga, indicándole al conserje que le dejase subir colgó el teléfono para terminar de arreglarse.
Lo primero que llamó la atención de la castaña fue el timbre de la puerta, su mirada se centró en la confusión, pues Maddy simplemente entraría incluso Alana había dejado la puerta ligeramente abierta para que la rubia así lo hiciera, dejó la brocha de maquillaje sobre el mesón y caminó hasta la puerta, donde al abrirla se encontró con el irlandés.
