-Capítulo 16-

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Mérida apresuró el paso, en unas horas estábamos en una ciudad con más casas, gente y otras cosas que no eran animales. Y me tranquilice un poco.

-Muero de hambre- dijo Mérida una vez que llegamos- ¿Te gustan los pasteles? Compraré uno para los dos.

No dije nada y la seguí.

-Mérida- la llamé en voz baja.

-¿Que pasa?

-Y... ¿y Chimuelo?- ella miró a Chimuelo unos segundos, pensando que podría darle.

-Carne.

Llegamos a una tienda, donde vendían todo tipo de pasteles, galletas, donas y no se que mas. Todo se veía delicioso, estaban decorados muy bonitos todas esas cosas.

-Toma- me entrega una caja blanca y regresa a hablar con la persona que le dio la comida. Abrí la caja y se encontraba lo que se supone que era el "pastel". Olía delicioso, tome un trozo con los dedos y me lo llevé a la boca, así seguí hasta que ya no quedó nada.

-Dame- me pidió tomando la caja- Te lo comiste- dijo sorprendida. Asentí- No me dejaste nada.

No sabia que decir, se me había olvidado que era para los dos.

-Lo lamento- tenía que hacer algo para recompensarlo- Yo...

-Esta bien, ¿te gusto?

Asentí.

-Tienes que hablar de vez en cuando Hiccup, no solo asentir o negar con la cabeza- dijo tranquilamente.

Asentí.

-Si- le respondí.

Dejé que Chimuelo fuera a ver la ciudad, pero con la esperanza de que regresara. Mérida y yo vimos la ciudad de noche, había demasiadas luces en los locales, lo cual era una vista muy bonita. No vimos mucho, ya que estábamos agotados por caminar tanto en tan poco tiempo.

Fuimos a hospedarnos a un "Hotel" tres estrellas. Muy limpio y elegante. Chimuelo no podía entrar porque "no se aceptan animales en los Hoteles" me pareció algo sumamente ridículo pero no dije nada. Mérida tomo a Chimuelo y lo metió a su sudadera.

-No te muevas- le advirtió. Sonreí al ver que lo que estaba haciendo. Sabia que no era tan mala y fría como los demás. Nuestra habitación fue la doscientos ochenta y cinco. En el segundo piso. Al entrar Mérida sacó a Chimuelode su sudadera.

-Mañana iremos a comprarte ropa. Debes de verte mas de senté y normal- me dijo mientras elegía su cama.

-Prometo que voy a pagarte todo lo que has hecho por mi- me moví hacia la cama disponible, la de la derecha junto a la ventana.

-No tienes porque, ya te dije, es mi forma de pedirte perdón.

-Pero el pastel...

-Eso no importa, he probado miles de pasteles de chocolate. Habrá más.

-Te compraré uno, lo prometo.

Mérida quedó completamente dormida. Me acerqué a su cama para envolverla en las cobijas y me detuve para verla dormir. Creo que eso es lo que mas me gusta del día: verla dormir tranquilamente.

-Buenas noches- susurré y me dirigí a mi cama donde yacía Chimuelo dormido. Como pude le acosté y le di las buenas noches a mi amigo.

Mericcup: PrisionerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora