Nam me miró con seriedad mientras comenzaba a mover las piezas del juego. Mis manos se congelaron sobre las piezas de ajedrez mientras sus palabras resonaban en mi cabeza. Ella tenía razón, lo sabía, pero enfrentar la verdad era aterrador.

"Tal vez si me aferró a esa mentira, en algún momento puedo llegar a amarla en su totalidad" - dije mientras era mi turno de mover una pieza del juego.

"Pero ¿por qué te empeñas en seguir con un compromiso que sabes que no te hará feliz? No puedes basar tu vida en complacer a los demás y sacrificarte por su felicidad" - dijo Nam con franqueza.

Sus palabras me golpearon como una ola y sentí un nudo en mi garganta mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para responder. Sabía que Nam había estado observando mi lucha interna, mi constante intento de equilibrar mis propios deseos con las expectativas de los demás.

"Lo sé" - murmuré - "Pero me siento atrapada. No quiero lastimar a Alexandra, ella siempre ha dado todo por mí. ¿Por qué no entienden eso?"

Nam sacudió la cabeza con firmeza, sus ojos fijos en los míos con determinación.

"No puedes vivir tu vida rigiéndote por los demás", insistió. "Al final del día, eres tú quien tiene que vivir con las decisiones que tomas. Si no eres feliz, ¿qué sentido tiene todo esto?"

Me quedo en silencio, dejando que las palabras de Nam resuenen en mi mente mientras continuamos jugando. Cada movimiento en el tablero parece reflejar mi lucha interna, mi deseo de complacer a los demás chocando con mi necesidad de encontrar mi propia felicidad.

"¿Crees que Freen no sufrió?", pregunto con voz firme.

"¿Todo esto es por Freen? ¿Para qué olvide toda la mierda?" - añadí, sintiendo una mezcla de ira y tristeza.

Nam me miro fijamente antes de responder con molestia.

"Basta. No puedes comportarte arrogante sin saber todo lo que a ella le dolió estar lejos de ti. Simplemente no entendías cuánto te amaba".

"Tenía 16 años, tenía miedo, estaba sola. No quería preocupar a su familia, pero le dolía más si te dejaba sola. Te vio sufrir cuando éramos unas niñas". -

"Y ahora crees que lo que hizo fue un maldito capricho por herirte. Ella quería que estuvieras bien, aunque eso le costara tu odio. Créeme, ahora lo está sufriendo" - continúo Nam.

"Freen entiende que se equivocó. Todo tiene una consecuencia" - murmuro, sintiendo una mezcla de dolor y comprensión.

"Pero qué mierda no, ella es la única egoísta aquí. Ahora estoy viendo cómo mi mejor amiga se destruye, aunque no me lo diga" - confeso con los ojos un poco llorosos.

"Sufrió, y tal vez más de lo que puedas imaginar. Se alejó de ti para protegerte, incluso si eso significaba sacrificar su propia felicidad" - decía Nam, su voz llena de compasión.

Una oleada de emociones me embargo mientras reflexionaba sobre lo que acabo de escuchar. Nunca consideré las razones detrás de su partida, siempre asumiendo que fue una decisión egoísta de su parte. Freen había sufrido y yo solo la juzgué.


"Becky, sé que también sufriste, sé que Freen fue una idiota por esa decisión. No trato de convencerte de que regreses con ella o le des una oportunidad. Simplemente quiero que tomes una buena decisión. Todo tiene sus consecuencias" - dice Nam con sinceridad.

El juego había terminado, "jaque mate", había perdido una vez más ante Nam. Aunque siempre practicaba, nunca había logrado ganarle. Sus habilidades estratégicas y su agudeza mental siempre me superaban.

El Lazo Que Nunca Se RompioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora