Aferrado a Un Fantasma

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Escrito el 14 de Abril del 2024.

Palabras: 5,006

Harley por un momento creyó que Jonathan era brujo o algo parecido

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Harley por un momento creyó que Jonathan era brujo o algo parecido.

Recientemente, el Doctor Crane había estado balbuceando el nombre de Edward en medio de sus ataques de pánico, pesadillas, y en cama sin poder dormir. Parecía que lo estaba invocando como si esos apenas murmullos llegaran hasta los oídos de Edward que no estaba ni diez kilómetros cerca de ellos.

Ella no tenía idea de cómo, pero él lo logró.

Estaba en el cuarto de Crane leyéndole un libro para niños cuando los repentinos golpes en la puerta principal hicieron a ambos voltear. Jonathan casi salió de la cama por el susto.

La voz de Edward gritó ordenando que le abrieran, y Jonathan regresó su mirada a Harley.

Tomó aire lentamente y pidió—: No dejes que me vea... no así —le tomó varios segundos formular sus palabras en una oración larga, pero Harley esperó a que terminara. Ella lo vio con sus ojos grandes, y aunque debería estar feliz de que Crane, después de tantos meses, pudo decir más de dos palabras juntas y coherentes, no le agradó lo que dijo.

Su mano pálida acarició su rostro rugoso, y asintió—. Enseguida vengo, doc.

Harley se alejó de la cama y salió de la habitación. Al ir hacia la puerta principal vio a Edward ya con un pie dentro del lugar. Había forzado la cerradura con herramienta que cargaba en la mochila que llevaba en su espalda.

Edward no saludó a Harley, ni siquiera le dijo algo sobre lo fácil que fue pasar la seguridad de su puerta. Lo primero que hizo fue preguntar por Jonathan.

—¿Dónde está? ¿Está bien? Me dijeron que estaba contigo —Edward dejó su mochila en el suelo, y caminó apresurado buscando cualquier rastro de Jonathan.

En un simple agarre, Harley lo detuvo antes de que diera un paso más—. ¿No sabes esperar? ¡Rompiste mi puerta!

—Jamás me hagas esperar a mi.

—¡No fueron ni treinta segundos! —gritó, empujándolo hasta hacerlo tropezar contra el perchero cerca de la puerta.

—¡Qué mierda te sucede! ¡Sólo vengo por Jonathan!

—Ah, eso. No puedes verlo. Órdenes del doctor —dijo, y antes de que diera una patada, Nygma rodó hacia el lado contrario, esquivándola.

Al ponerse de pie, Edward acercó sus propios puños a su cara, protegiéndose—. Vamos, Harley, fue sólo una maldita puerta.

—¡Si alguien rompiera tu puerta, lo pondrías en una de tus trampas! —Harley golpeó el puño de Nygma, haciendo que él mismo se golpeara la nariz. No pudo evitar reír a eso—. Oh, Eddie, ya extrañaba que me hicieras reír con tus tonterías.

Aferrado a Un Fantasma | scriddler Donde viven las historias. Descúbrelo ahora