Capítulo veintiuno.

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—Pésimo. Soñé que Oliver me pateaba en la cara, aunque creo que pasó de verdad.—se frotó la nariz con una mueca.

—Tenemos una conversación pendiente.—le recordé.

—Alegre, estoy recién levantado, mi cerebro apenas funciona a esta hora de la mañana.—intentó envadir el tema, pero no funcionó.

—Alejandro, los dos sabemos que nunca es el momento indicado para hablar sobre algo que nos duele o afecta; y créeme, es peor quedarse con toda esa mierda dentro. Estuve callando todo el tema los viajes durante muchos años mi vida, y contártelo fue como si me quitarán gran parte de un peso que no tendría porqué cargar. Sea lo que sea, solo....suéltalo, o terminará consumiendote por dentro hasta que ya no te quede nada bueno a lo que aferrarte.—las palabras ardían en mi garganta a medida que las decía, no podía apartar la vista del chico que tenía enfrente.

Quería abrazarlo, susurrarle que todo estaba bien y permanecer cerca de él para asegurarme de que no se quebrara nunca; porque el simple hecho de verle a los ojos y solo encontrar tristeza, me partía el corazón a la mitad. No importaba cuántas veces lo pensara, ese vínculo que sentía con Alejandro era sencillo: los dos estábamos rotos, y solamente lograríamos repararnos estando juntos.

—Mis padres murieron.—comenzó a hablar con voz ahogada—Ambos eran pilotos, solían trabajar demasiado, a veces ni siquiera podían llegar a dormir en casa. Se esforzaban tanto, y solo para darnos una vida plena a Elsa y a mí. Aún así, siempre conseguían el tiempo necesario para dedicarse a nosotros. La vida perfecta, o eso solíamos creer antes del puto accidente.—se pasó una mano por la cara, aguantando las lágrimas—Ese día habíamos discutido por una gilipollez que ni siquiera recuerdo, les grité cosas horribles solo por despecho; mamá salió de casa llorando, y papá estaba tan enojado como yo. Me arrepentí horas después, envié mensajes disculpándome y los llamé cientos de veces, y nunca obtuve respuesta. Esperé a que llegaran en la noche, pero fue un oficial de policía quien tocó la puerta en lugar de ellos. La realidad nos clavó una estaca en el pecho esa noche, aprendimos a la fuerza lo injusta que la vida puede llegar a ser, y que tarde o temprano termina arrebatandote las cosas que más amas. No nos quedó otro remedio que aceptar dos muertes inesperadas y asistir a un funeral lleno de hipócritas que solo buscaban quitarnos el dinero de nuestros padres. A partir de ahí, todos comenzaron a superar la desgracia y siguieron con sus vidas; sin embargo, yo me quedé estancado en la mierda. Lo más difícil fue aprender a comportarme como un adulto y entender mis responsabilidades como hermano mayor. ¿A quién le importa los sentimientos de un hombre, cuando lo más importante es mantener unida a tu familia?. Debía hacerlos felices y alejarlos de la oscuridad en donde me encontraba, no era tan egoísta como para arrastrarlos conmigo; por eso comencé a mentir y esconder mis emociones verdaderas. O al menos lo hice hasta que tú llegaste y descubriste cada uno de mis engaños.

Su declaración me dejó petrificada y con ganas de llorar. ¿Era posible que alguien reprimiera tanto dolor dentro de sí mismo?. Al parecer, eso era lo que Alejandro había estado haciendo, y por su cara pude darme cuenta de lo mucho que le aliviaba decir su historia en voz alta. Aunque también de veía destrozado, como si revolver las cenizas del pasado lo hubiera devastado hasta el punto de no poder seguir hablando.

—Yo....no sé qué decir.—fue lo que salió de mis labios.

—Por favor, no digas nada al respecto, solo necesitaba que me escucharas y eso hiciste.—sonrió, intentando ocultar la tristeza que esto le provocaba.

—A veces está bien sentirse mal. Podemos llorar, gritar, patalear....pero nunca rendirnos, Alejandro. Eres una persona fantástica y estoy más que segura de que tus padres lo sabían y te amaba por ello.

—No....

—Deja de culparte por algo que no estaba en tus manos evitar. Y sobretodo, deja de ser un mentiroso.

—Joder, Alegre.—se desordenó el cabello—¿Por qué no te conocí antes de toda esta mierda?.

—Talvéz pasar por toda esta mierda era necesario para que nos comenzaran a pasar cosas buenas, ¿No crees?.—me encogí de hombros, sonriendo

—¿Estás diciendo que conocerme aquel día fue algo bueno para ti?.—su sonrisa creció.

—Sí, Alejandro. Eres una de las mejores cosas que tengo en mi vida; y quiero que te metas algo en esa cabecita: no me podriré contigo, al contrario, voy a ayudarte a reconstruirte.—acaricié su mejilla con delicadeza.

—Te amo, Alegre.—susurró, tan bajo que apenas pude escucharlo.

—Yo estoy comenzando a hacerlo.

—¿Eso que quiere decir?.—besó mi frente.

—Creo......que me estoy enamorado de ti, mentiroso.—admití.

—¿Y esa idea te desagrada?.—quiso saber.

—Me asusta.

Él asintió, comprensivo. Me abrazó muy fuerte, como si pudiera protegerme de cualquier cosa. Como si juntos.....pudiéramos sobrepasar cualquier cosa.

                               *****
—¡Joder!.—un grito me hizo voltear la cabeza.

—¿Ese no es Brandon?.—pregunté, confundida.

Para confirmar mi suposición, segundos después una versión molesta de mi hermano llegó al patio trasero; donde Charlie, Hanni, Oliver y yo

—¿Quién metió hormigas en mi ropa interior?.—nos señaló con el dedo de forma acusatoria.

—¿Tú también tienes?.—habló Oliver, frunciendo el ceño—Pensé que era algún tipo de plaga que tenía mi habitación.

—Si que se trata de una plaga, una gigante.—susurré, mirando a Hanni.

—¿Dijiste algo, Alegre?.—mi hermano llevó su atención a mi.

—Nada.

—Quita esa cara de mierda, bro.—sugirió Charlie desde la piscina.

—Tu calla....AHHHHH.—no pudo acabar la frase, porque Oliver lo lanzó al agua.

Me reí con ganas, mientras Brandon se quejaba y peleaba con los chicos.

Pero también me reí con ganas, mientras pensaba en mis viajes; y en que si algún día me iba, mi hermano quedaría en buenas manos.

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capítulo dedicado a @Narlie171, que siempre anda votando y comentando<333. (pensaba que le había dedicado uno hace tiempo, pero se me había olvidado).

Cambios.Where stories live. Discover now