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"El embajador del país en peligro de muerte"

"Secuestradores sueltos. No pudieron captarlos"

"El embajador Yu se pronuncia"

El embajador del país, Yu Minho, cerró el periodico y lo tiró con fuerza sobre la mesa. Su guardia de seguridad alzó la mirada directa hacia el de la sorpresa.

—No puedo más. No solo intentan secuestrarme y matarme, sino que ahora también tengo que aguantar los titulares de prensa. Es agotador —dijo en voz alta exhausto.

Minho alzó la mirada al guardia.

—No sé qué hacer. Bueno, sí. Para empezar tengo que dar una rueda de prensa —Minho se quedó en silencio unos segundos—. ¿No vas a hablar?

—Claro, señor. Es que... No sé si puedo aportar algo de peso en este asunto.

—Key, te he dicho mil veces que me tutees al igual que lo hago yo contigo. Después de cinco años yo creo que es algo normal.

—Sigues siendo el embajador.

—¿Y? También eres mi amigo.

Key esbozó una sonrisa y asintió un pelín avergonzado. El embajador y su guardaespaldas se conocen desde hace años atrás. Kim Key es un hombre de unos cuarenta y cinco años, viudo y que tiene una hija de veinte años. Key apareció en la mansión de los Yu hará cinco o seis años, buscaba trabajo de capataz para intentar sacar a su familia adelante y le terminaron dando el puesto, de poco a poco fue ganándose la confianza del señor Yu hasta llegar a obtener el lugar de guardia de seguridad personal de susodicho.

—¿Tienes idea de quien pudo haber sido? ¿alguna sospecha? —preguntó Key.

—No, nada. Lo último que hice que pudiera dar pie a algo tan grave es el negocio de la tabaquería, tuvimos que clausurar varios edificios. Hubo gente que se quedó sin trabajo. Tal vez pueda ser de ahí el problema pero... —suspiró—. No lo sé. Han pasado muchos años de eso.

—Si me permites, Yu...

—Claro.

—Debería aumentar la seguridad en todo el recinto, en todos lados. No sabemos a qué nos estamos enfrentando, si han sido capaz de intentar asesinarle a sangre fría a plena luz del día, o son muy idiotas... o son muy listos.

Minho se quedó pensativo por sus palabras, asintió.

—Sí, tienes razón —se quedó en silencio unos segundos—. Karina... Ella es lo que más quiero en el mundo, debo ponerle seguridad. Esta siempre saliendo a todos lados y me preocupa...

—Sí, pero... la señorita Karina es...

Minho alzó la ceja ante su silencio.

—¿Algo que decir de mi hija, Kim?

—No, no. Claro que no, es solo que no sé cómo va a tomar que le pongas seguridad.

Minho suspiró.

—Mal. Muy mal, pero me da igual. No pienso dejar que nadie le haga nada —rodó los ojos—. Ay Key, ¿por qué es tan complicado ser padre?

—Lo hace bien, señor. Todo a su tiempo.

—Necesito buscar mas guardias, mas protección... O sino no estaré tranquilo. Encargate de llamar a los mejores del país.

Protecting Yu | winrinaWhere stories live. Discover now