El juramento del dragón

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El juramento del dragón

Fairy Tail © Hiro Mashima

Sinopsis: No era un simple discurso, era un juramento, y no uno común. Era un juramento de dragón. Gajeel lo había prometido y lo cumpliría, sin importar cuánto tiempo le llevará.

 Gajeel lo había prometido y lo cumpliría, sin importar cuánto tiempo le llevará

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Tenían alrededor de diez años. Eran niños y el mundo aún les parecía enorme, lleno de dulces, fantasías y juegos al aire libre para divertirse. Estaban en el patio trasero de la casa de la familia Redfox, en una tarde de verano. Todos se habían reunido allí porque sus padres, ocupados en el mundo empresarial, estaban de viaje. En esta ocasión, la casa de Gajeel había sido la elegida.

El chico, a diferencia de sus amigos que estaban jugando con una pelota, estaba fastidiando a Levy McGarden de una manera muy simple: la chica estaba leyendo un libro bajo un roble, concentrada. Sin darse cuenta, el chico se acercó y le quitó el libro.

—¡Gajeel, devuelve eso! —exclamó ella, dando saltos sin éxito. Era muy pequeña, incluso para su edad, y el chico la superaba en altura por mucho.

—Saltas, pero no llegarás porque eres enana —se burló Gajeel mientras levantaba aún más el libro. Incluso tuvo la audacia de detener a Levy poniendo una mano en su frente y observando cómo ella intentaba empujar—. ¡Qué risa!

Al oír esas palabras, la chica se quedó quieta y las lágrimas empezaron a caer por su rostro. No entendía por qué Gajeel actuaba así; a veces era amable, pero otras veces era grosero. Le resultaba difícil entender qué pensaba el chico.

—Eres un tonto, Gajeel.

—¿Qué?

—Eres un tonto, ¡me estás molestando sin razón!

—¿Y quién te dijo que te estaba molestando? Solo te estoy poniendo a prueba para mi juramento —explicó, ofreciéndole el libro sin vacilar. Levy se sorprendió—. No preguntes y ven conmigo —añadió, extendiendo una mano amigable.

—¿Qué estás planeando? —preguntó, algo desconfiada. Había caído en bromas pesadas de Gajeel antes, como aquella vez que le colocaron gusanos en la mochila.

—No preguntes, solo sígueme, deja tus libros por un momento —respondió Gajeel, con un tono serio.

Con dudas todavía en su mente, Levy siguió a Gajeel dentro de la casa. Sus amigos los observaron con curiosidad y cuestionamiento mientras el par se perdía.

—¡Ya era hora! —comentó un chico de pelo rapado al ras, Rogue Cheney.

—¿Qué están tramando? —preguntó el dueño de la pelota, Natsu Dragneel, con su cabello rosa.

—Es el juramento. Ese juramento que nos dijeron nuestros padres —explicó Sting Eucliffe, un chico de pelo rubio observando atentamente—. ¿Tú no lo hiciste con Lucy?

El juramento del dragónWhere stories live. Discover now