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Se lleva la mano al puente de la nariz para después dejarla caer a un lado del sillón. Iba a morirse si seguía ingiriendo aquel líquido asqueroso que le sabía horrible con el paso de los días.


—Este café es asqueroso –dice llevándose la taza a los labios–. Muy asqueroso.


Camillero quien ordena y husmea su librero se gira un poco para verle.


—Vienes quejándote desde hace cuatro días sobre eso. Si no te gusta deja de beberlo.


—No puedo –cierra los ojos–. Si no bebo café me duermo y si me duermo me descuido. Y si me descuido les doy ventaja. Y si les doy ventaja me atrapan. Y si me atrapan me ma...


—Ya entendí –la detiene alejándose del librero y caminando hacia ella–. Deberías de ser un poco menos paranoica, Gem. Duerme un poco.


Sonríe de lado antes de abrir los ojos y mirar a su prima.


—Se te cayó la lengua, Camille –chista–. Si no mal recuerdo, la paranoica aquí únicamente eres tú.


—No estamos hablando de mí ahora.


—Lo que digas –espeta golpeando su cabeza contra la mesa. La humana hace una maniobra para que el café no se caiga al suelo–. Lo que digas.


Camille se cruza de brazos dejando la tasa en la mesa de centro, sentándose después en la sofá de un costado, junto al coso que descansa boca abajo.


—Deberías de considerar lo que te dije.


—Considero muchas cosas que me dices, Camille –murmura con voz guasa.


—Sabes de lo que te hablo –frunce el ceño–. No me ignores –reclama cuando la ve llevarse los pulgares a las orejas–. Gemma.


—No estoy ignorándote, se me metió una polilla en el oído –se defiende.


—Polilla mi culo.


La castaña alza una ceja, dejando caer sus brazos. —Ni quien te viera hablando sucio, Camille.


—Deja de intentar cambiar de tema.


Chasquea la lengua por su intento fallido. Su prima a veces llegaba a ser desesperante y nunca olvidaba temas como ese. A veces la odiaba. A veces.


—Escucha –se impulsa para sentarse correctamente–. No voy a pedirle ayuda a nadie. Nunca lo he hecho antes y no voy hacerlo ahora.


Llámenlo vanidad u orgullo, pero Gemma nunca pedía ayuda en nada relacionado con el tema, no desde aquella vez. Y que le quemaran la boca por mentirosa, porque si hubo una vez que pidió ayuda a alguien. A una poderosa bruja quien le traicionó y con eso bastó y sobró para dejarle claro que a todos se les olvidan los valores cuando se trata de obtener más poder, ella lo sabía muy bien. No iba a arriesgarse por más que quisiera o anhelara. No, por supuesto que no. Después de todo el arma que necesitaba estaba más cerca de lo que jamás pensó que estaría y eso que espero los veintitrés años en los que había vuelto a la vida.

Gemma ➳The Originals.Where stories live. Discover now