Charlie levantó su vista, ahora irritada por la persistencia de la araña demoníaca.
Charlie: ¡No!, Solo que he... tenido un día largo y no estoy en ánimos para los juegos.
Angel Dust se rió alto y exageradamente, dando un paso atrás.
Angel Dust: Bien, bien, no te molestaré más ya que tengo algo para ti, pero recuerda, nadie puede ocultarse de Angel Dust por mucho tiempo.
Charlie emitió un sonido de frustración a través de sus labios, pero al volverse hacia el carrito que había aparecido, sus irritaciones fueron olvidadas. Había una gran cantidad de deliciosos dulces, flores de color rojo y marrón, y detalles cuidadosamente elaborados.
Charlie: ¿Qué es todo esto? (Con incredulidad)
Angel Dust: Ni idea, solo digamos que ha "rosadita" le picó algo raro el día de hoy y decidió tomarse la molestia de robar la mayoría de estás cosas para mejorar tu estado de "humor" princesa. Lo cual es algo loco de su parte... Y extraño.
Mirando con suspicacia los regalos, Charlie se preguntó por qué todos estos objetos eran dados para ella de una manera tan... generosa
Justo antes de que Charlie pudiera darle la vuelta a la situación en su cabeza, Angel Dust rápidamente tomó una caja llena de chocolates del carrito. Se la puso en frente, con una mirada sonriente.
Angel: ¿Tú quieres comenzar por aquí, o prefieres comenzar por las rosas?
Angel Dust empujó el carrito, esperando con impaciencia la decisión de Charlie. Charlie, sin pensarlo dos veces, toma la caja de chocolates.
Charlie: Sé que no me lo pondrás fácil, así que comenzaré con los chocolates.
Angel Dust sonrió de oreja a oreja y comenzó a andar con el carro en dirección a su habitación.
Angel Dust: Excelente, excelente buena decisión - Empezando a caminar con el carrito.
Charlie: Gracias.
Angel Dust: Por cierto Charlie.
Charlie: Si?
Angel: Por qué hueles como a chango mojado?
Charlie: Ha?
Mientras Charlie y Angel Dust seguían su camino por el pasillo, una figura sigilosa se movía con rapidez por las sombras. A pesar de estar oculta, sus ojos rosados brillaban con la intensidad de un Alcón, siguiendo atentamente a los dos. Justo cuando sus intenciones empezaban a ponerse a prueba, se desvaneció rápidamente en el silencio de los pasillos antes de desaparecer en oscuridad.
Fin del capítulo.
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