En las profundidades del infierno, existía una clase social conocida como los Imps. Éstos eran en parte los seres más despreciados e ignorados de todos, vistos como nada más que cucarachas por los demás habitantes del infierno.
Los imps eran la clase trabajadora del infierno, forzados a realizar trabajos de esclavitud o como sirvientes para los demonios y otros seres más poderosos. No tenían ningún tipo de derechos ni libertad, y su vida consistía en un constante trabajo.
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Aunque la mayoría de los imps eran tratados como basura, había algunos que tenían la suerte de trabajar para Overlords de alto rango como mayordomos o sirvientes.
Sin embargo, la mayoría de los imps no tenían tal suerte y terminaban siendo contratados como payasos de circo, donde eran vulnerables a la violencia y el robo por parte de los otros trabajadores, que aprovechaban su debilidad y falta de recursos para explotarlos.
Por tanto, los imps eran seres desdichados, condenados a una vida de dolor y miseria, sin ninguna esperanza de mejorar su situación o escapar del infierno.
Para algunos imps, la única manera de escapar de la miseria y la opresión era unirse al crimen organizado. Las bandas de ladrones y asesinos eran una constante en el infierno, y muchos imps se unían a ellas en busca de protección y una vida más fácil.
Al unirse a una banda criminal, los imps podían ganar más dinero, acceder a armas y protección, y disfrutar de una mayor libertad que la que tenían antes. Sin embargo, esta vida también tenía sus riesgos, pues los imps podían ser asesinados o capturados por otras bandas o por las fuerzas del orden del infierno.
En Algún Casino Del Infierno.
En uno de los numerosos casinos del infierno, el ambiente era bullicioso y lleno de demonios y otras criaturas disfrutando de los juegos de azar y la bebida.
En una esquina de la sala principal, un hombre-cerdo con una pinta desaliñada se acercó a una chica Imps disfrazada de una felina de color morado la cual estaba sentada en solitario en la barra sin ninguna compañía. Con una sonrisa lasciva, el hombre-cerdo se acerco y le propuso que le realizara cierto "trabajo" a cambio de unos cuantos dólares.
Está que era una imp pobre y sin trabajo, no tuvo más opción que aceptar la oferta del desagradable demonio, pues necesitaba el dinero para sobrevivir en el infierno, y también para gastarlo en sus vicios.
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