Día 9 - Día de escuela

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Cameron había comenzado a tener un pequeño lazo con su hermanito, ahora ayudaba como podía a pintar el cuarto, a acomodar sus peluches y tratando de crear ropa con su papá, aunque lo que Cameron creaba era solo una tela mal cortada.

Pero lo intentaba, que era lo que contaba.

—¡Cameron, ven rápido!

Cameron se levantó al instante cuando escuchó a su mamá gritarle, corriendo hacia el cuarto de sus papás.

—¡¿Qué pasa, mami?! —dijo haciendo una rápida pose que había visto a su mamá hacer cuando entrenaba artes marciales— ¡¿Quién te molesta?!

Satoru y Suguru rieron cuando vieron a su pequeño listo para pelear de ser necesario.

—No pasa nada malo, Cam —le dijo Suguru mientras lo tomaba en brazos y lo subía a su cama, guiando su mano para que tocará el vientre de Satoru, el cual había comenzado a crecer al paso de los meses.

Cameron frunció el ceño mientras seguía con la mano en el vientre de su papá y luego se asustó, quitando su mano de repente.

—¡¿Qué se movió?!

—Tu hermano.

Cameron abrió la boca y luego regresó la mano al vientre de su mamá, sintiendo una patada llegar.

—¡¿Te duele, mami?! ¡Regáñalo si te duele!

Satoru negó con la cabeza.

—No duele, peque, no te preocupes.

Pero cuando otra patada llegó, Cameron acercó su cara a el vientre

—¡No se le pega a mami! ¡Eso no se hace!

Satoru miró a Suguru, pero él ya se había adelantado, tenía la cámara en su mano mientras grababa el regaño de Cameron hacía su hermano.

(...)

—¡Los amo! —gritó Cameron mientras se recargaba en el portón del preescolar.

—¡Nosotros a ti! —Satoru gritó de regreso mientras Suguru manejaba lejos del lugar— ¡acelerá el carro! ¡¿Crees que las contracciones no duelen?!

El auto rápidamente se perdió de la vista de Cameron mientras él entraba a su salón.

Prefería la guardería, había más juguetes que en el preescolar, pero Yu había entrado al mismo preescolar que él, así que estaba feliz por eso.

Pero ahora estaba tratando de comenzar a leer, lo cual aún dominaba bien, entendía algunas palabras, pero aun le faltaba mucho para lograrlo, con la escritura igual, su papá lo guiaba de vez en cuando, todas las veces que fueran necesarias, pero sus trazos aún vacilaban al hacerse.

Pero lo que más le gustaba del preescolar era todos los nuevos amigos que tenía, en la guardería, solo tenía a Yu, pero aquí tenía montones de amigos.

Le gustaba jugar con ellos, era divertido perseguirlos por los juegos de escalar y esconderse en las copas de los árboles cuando jugaban al escondite.

Le gustaba ganar cuando jugaban también.

Además de que adoraba a sus maestros, nunca alzaban la voz y cuando el director se ausentaba, los sacaban del salón para que sus clases fueran en el patio.

Cameron recostó su cabeza en el hombro de Yu, suspirando mientras lo abrazaba.

—Me encontraron —susurró tristemente, haciendo reír a Yu, quién había perdido desde hace quince minutos.

—Deberías buscar otro escondite que no sean los árboles, ya sabemos que te escondes en ellos.

Cameron hizo un puchero mientras lo miraba y soltaba el abrazo.

Cachorros (SuguSato omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora