Aprendí a ser mi proprio consuelo cuando me siento triste.
Tengo la cara llena de ojeras, llevo seis malditos días sin poder descansar bien y la mente llena de ideas, pero sigo luchando para no rendirme.
Son las 20pm y a las 22pm tenemos reservada nuestra mesa.
— Ya no quiero hablar de cómo me siento—miro a María mientras se maquilla, yo ya estoy preparada, decidimos entre las dos darnos el lujo de ir a comer a un restaurante Michelín en Roma—solo necesito un abrazo de mamá oso—la veo como deja sus brochas y se levanta de la silla.
—Quisiera poder abrazarte, hasta que tu dolor se quede en mi ropa—me abraza tan fuerte que por poco me asfixia—ya te dije, ven a mi casa para que no estés sola aquí, por lo menos una semana—hace un puchero y con una de sus brochas me hace cosquillas en la nariz.
—Ay no María,ahora parece que ando resfriada, quítame esto—se lo digo mientras me miro en el espejo, la brocha llevaba colorete y ahora parezco Rudolf.
—Viky, te ves hermosa, además ahora se lleva el colorete en la nariz y mejillas, nos hace ver más tiernas, no lo digo yo, lo dicen los profesionales y quiero que cambies la vestimenta, vamos a ir a un restaurante Michelín, no al kebab de la esquina—me lo dice mientras saca toda la ropa de mi armario— necesitas un vestido elegante—sujeta entre sus manos el vestido blanco de seda que me regaló mamá— este es perfecto— me lo lanza y la verdad es que es muy bonito.
Nunca antes lo había usado, es un vestido asimétrico con el hombro descubierto que se ajusta muy bien a mi cuerpo.
— Me encanta —empieza hacer su baile de felicidad; una mano en el aire y la otra en la cintura, empieza a moverse de tal manera que me recuerda a la gente de los años ochenta cuando iban a la disco.
—Vicky, los tacones negros porfavore— hace una mueca cuando me ve venir con los tacones rosados en la mano— no Vicky ¡que horror! los negros te dije, porqué el rosa y el rojo un puñetazo en el ojo.
Empiezo a reír pero le hago caso, no quiero estresarla más, lleva tres horas preparándonos a las dos y necesito salir ¡YA!
—¿Vicky?— la escucho gritar mi nombre pero ya voy por el primer piso—Vicky ¿por que bajaste tan rápido?— escucho como cierra la puerta y empieza a bajar las escaleras con sus tacones; se ve muy guapa con su cabello rubio rizado y la piel blanca, usa un vestido negro y accesorios amarillos — Vicky espérame, se me olvidó echarte perfume, no podemos andar por allí oliendo a nada, espérameee—la escucho como grita otra vez, pero ya salí del edificio.
Ya dentro del coche ponemos música y nos dirigimos hacía el famoso restaurante.
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No puedo dejarla ir ~EN PROCESO~
RomanceMe acerco a ella y veo como se lleva las rodillas al pecho mirándome asustada. Coloco mi pierna derecha entre sus pies y sus brazos detrás de mi cuello. - Darío suéltame - parece un pez en la tierra- bájame porque si no te golpearé - la siento apr...