«Saint Seiya | Omegaverse | BL | ShakaXMu»
Shaka y Mu, dos pequeños niños que fueron criados con disciplina y rectitud para convertirse en dos "Omegas" del mas alto valor, sin embargo, todo cambia cuando en el primer celo de uno de ellos, todos des...
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Cap. 35: Eres tú, a mi lado.
Cuando regresaron a la habitación, se mostró compasivo, complaciente. Su voz era baja, respiraba con tranquilidad, se había dejado llevar en brazos hasta la cama, Saga retiró sus zapatos y le ayudó a cambiarse las prendas por una ropa más cómoda. Todo el rechazo de los días anteriores se esfumó en un segundo. Durmieron con tranquilidad esa noche y las siguientes; días tranquilos sin ningún arrebato, pero la idea del bebé continuaba insistente en su cabeza y a medida que pasaban los días, Mu no podía dejar de pensar en ningún momento en el.
Cada vez más horas, durante las tardes, hizo un listado completo de los orfanatos de la ciudad y alrededores, copió las direcciones y se comunicó para preguntar por los tramites y papeleos para poder visitar el lugar; necesitaba un permiso especial para poder acceder, entonces llenó todos los formularios para hacerlo, pero en ninguno se le permitió el acceso sin la compañía de su alfa. Era frecuente en algunos Omegas que sus instintos despertaran ante la presencia de un cachorro desprotegido así que para evitar ese tipo de "transferencias" se les permitía acudir sólo al cuidado de su alfa, no había un motivo para que fuese diferente, porque un Omega por sí solo no podía adoptar a nadie. No eran aptos para responsabilizarse de esa forma, mucho menos si no tenían un matrimonio y un proveedor.
Mu parecía tranquilo, sobre todo a la hora de la cena, cuando Saga regresaba de la oficina. En ningún momento exigió salir de la mansión, Alde le había ayudado con el cierre de su negocio. La seguridad después de lo de "Shion y Dohko" se había incrementado, entendió la situación y se mantuvo al cuidado de los sirvientes como Saga quería.
Las sesiones terapéuticas se hicieron más espaciadas. Mu lucía bien, se le miraba radiante, evitaba cualquier tipo de contacto que pudiese significar un peligro; despertaba temprano, hacía ejercicios que favorecían su condición, se alimentaba bien, comía tres veces al día y algunas colaciones intermitentes. En poco tiempo pudo recuperar todo el peso perdido durante su celo, ahora su cuerpo no lucía extremadamente delgado, tenía suaves curvas a las que Saga podía aferrarse cuando le abrazaba.
¿Había sido todo aquello algún tipo de juego sucio? Por primera vez ocupó la debilidad de Saga para obtener lo que quería, aquello le hacía sentir como alguien sumamente ambicioso, sin naturaleza humana, pero había una buena razón y él mismo empezaba a notarse diferente después de todos aquellos cambios en su día a día.
Miró el reloj, marcaban las cinco de la tarde. Era el día, tomó una ducha tranquila después de haber corrido alrededor de la mansión por casi media hora, no era demasiado, pero aquello había sido un logro al recordar su condición inicial y la dificultad que tenía siquiera para poder sostenerse a sí mismo en una caminata continua. Su cuerpo tenía memoria y a pesar de los últimos años, se había adaptado bien al ejercicio, como cuando aún era un estudiante.
Se sentía satisfecho, salió del baño y secó su cuerpo, tenía la costumbre de dejar listo toda su ropa antes de bañarse, así que como era costumbre, caminó hasta su cama, los días de lluvia continuaban así que optó por vestir abrigador, llevaba un suéter ancho color turquesa, debajo una playera de algodón de cuello alto y mangas largas que sobresalían del suéter, pantalones ceñidos y unos botines turqueses, también que contrastaban con lo oscuro de su pantalón.
