"Gracias, estuvo deliciosa... Pero bueno, ¿sucede algo? Querías hablar conmigo. Yo solo he sido grosera y me puse a comer" - dijo, preocupada.

"Becky... No sé cómo decirlo... Pero no quiero que vuelvas a irte. Quédate conmigo, por favor. Dame una oportunidad..." - dije, con voz temblorosa.

"¿De qué hablas? ¿Oportunidad de qué, Freen?" - preguntó Becky, confundida.

"Becky..." - Tomé sus manos entre las mías. - "Desde que me sonreíste por primera vez, supe que eras la persona con quien deseaba estar el resto de mi vida. Tu sonrisa es mi mayor debilidad, cuando estamos juntas, el mundo se detiene y solo existimos tú y yo. Tu forma de mirarme, tu aroma... La forma en que hacemos el amor, todo eso me tiene perdidamente enamorada de ti. Nunca he dejado de amarte, Becky. Incluso te amo más que antes." -

Becky me miraba en silencio, sin decir una palabra. No mostraba ninguna emoción en su rostro, solo estaba allí, sin ningún gesto.

"Freen... ¿Dónde queda todo el daño que me causaste desde que te alejaste? ¿Sabes acaso que pasaba días sin comer por tu indiferencia? Te responderé, no, no lo sabías porque nunca te importó dañarme" - dijo con voz temblorosa.

"El abuelo te obligó a casarte conmigo cuando no querías hacerlo. Y si accedí al matrimonio, fue porque creí que volverías a quererme, a tratarme con amor. Pensé que me volverías a amar" - continuó.

"Y ahora vienes y escupes todas estas cosas, creyendo que algo va a cambiar. Elegiste otra vida, elegiste el divorcio. Tomaste una decisión" - agregó, con frustración en su voz.

"Vine a Bangkok porque deseaba ayudarte. A pesar de todo, no quiero que te pase nada malo. No lo soportaría" - confesó Becky.

"Becky..." -No soltaba su mano, intentando encontrar las palabras adecuadas.- "Nunca, nunca quise hacerte daño. Todo fue un maldito montaje de Heidi con Jane. Me hicieron creer que estaba enferma y que podía morir. Heidi me hizo sentir que me había ayudado pagando una operación sin decirle a la familia. No quería que sufrieran por mí y sentí que le debía algo" - expliqué con angustia.

"Pensar que iba a morir me hizo preocuparme. No quería verte sufriendo por mí. Si tú me odiabas, mi partida de este mundo no te iba a doler" - confesé, con lágrimas en los ojos.

"Pero todo fue un montaje absurdo, una trampa. Y me odio por haber perdido años contigo, por herirte" - admití, sintiendo el nudo en mi garganta.

"¡Maldición Freen! ¿No pensaste por un momento que yo quería estar a tu lado? ¿Que hubiéramos encontrado una solución? Pero solo te alejaste, y eso me dolió aún más" -gritó Becky, dejando escapar toda su frustración.

El nudo en mi garganta se volvió más fuerte. No me había detenido a pensar en todo el daño que le había causado.


"Becky... No quiero perderte nuevamente. Te amo y quiero demostrártelo día a día... Por favor, dame la oportunidad de estar contigo nuevamente" - le supliqué, con voz quebrada.

"Freen... No sé cómo confiar en ti. Eres tan idiota, tan impredecible. Mañana puedes cambiar de opinión" - respondió Becky, con voz llena de dudas.

"No, mi amor... Eres la única y siempre deseo que sea así. Haré todo lo posible para que confíes en mí" - prometí, con determinación en mi voz.

Me acerqué lentamente a Becky, pegando nuestras frentes. Su aroma llenó mi respiración y posicioné mi mano para acariciar su mejilla. Su respiración era entrecortada. Me acerqué poco a poco y mis labios rozaron los suyos. Ella cerró los ojos y suspiró, pero luego colocó su mano en mi pecho, alejándome.


"No puedo hacerle esto a Alexandra... Yo me iré con ella. Estamos creando una vida en Italia" - dijo con tristeza en su voz.

"¿Es por eso que aceptaste casarte con ella? ¿Por eso ese maldito anillo? ¿Ella es tu felicidad? ¿La amas, Becky?" - pregunté desesperada.

"¿Qué pretendes que te diga, Freen? Ambas tomamos caminos diferentes" - respondió, con resignación en su voz.

"No la amas, Becky" - insistí.

"Ahora eres experta en lo que siento? Alexandra ha estado siempre. Cada día me demuestra su amor y tú pretendes que por tu confesión sane todo el daño en minutos" - respondió, con voz cargada de dolor.

"Becky, tú me amas. Lo he visto estos días. Aún hay ese brillo especial cuando me miras" - argumenté, aferrándome a cualquier esperanza.

"Basta, Freen... Solo no nos hagamos más daño. Sigue tu vida, sé feliz" - dijo Becky, levantándose del sofá y tomando sus cosas para irse.

No podía permitir perderla, no quería que pasaran más años sin ella. La alcancé en la entrada, tomando su brazo y haciendo que se detuviera. Mi mano izquierda rodeó su cintura y con la derecha la tomé de la nuca, acercándome a ella. El primer roce de nuestros labios fue tierno y ambas cerramos los ojos. No dudé en seguir besándola, atrapando sus labios en un beso que llenaba todos los espacios de mi corazón. Becky relajó su cuerpo y se dejó llevar. Había extrañado tanto sus labios, y nuestros movimientos eran perfectamente sincronizados, saboreando cada parte de su boca. Pero de repente, me separé bruscamente debido a un dolor intenso en mi labio. Me había mordido con fuerza.


"¿Qué te sucede?" - pregunte preocupada, mientras tocaba mi labio.

"No vuelvas a hacer eso. No puedes simplemente aceptar que ya no hay un 'nosotras'. Basta, Freen, ¡solo basta!" -exclamó, comenzando a llorar.

"Becky, yo te amo. No quiero perderte" - le dije, desesperada.

Becky salió de la residencia y yo me quedé allí, apoyada en la puerta. Un grito de dolor escapó de mis labios y comencé a llorar desconsoladamente. No podía más. Sentía que la estaba perdiendo, que todo se estaba terminando. No podía obligarla a quedarse y retenerla. Me dejé caer, recargada en la puerta, mientras continuaba llorando. Dolia mucho, el amor de mi vida simplemente no quería estar más a mi lado...

El Lazo Que Nunca Se RompioWhere stories live. Discover now