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El pelinegro estaba sentado en la puerta mientras estaba con un pequeño puchero, los guardias que pasaban por ahí solo observaban al alfa estar sentado durante horas

—¿Por qué no entra?— cuestionó JiMin parándose frente al alfa

—No puedo... Quiero pero no puedo— respondió con tristeza

—Debe ser difícil para usted— dijo JiMin sentándose con cuidado al lado del pelinegro

—¿Crees que me gruña otra vez?— miró al omega

—No lo creo, en la noche siempre lo busca. Solo tiene miedo de que le pase algo a sus cachorros— dió leve palmaditas al pelinegro antes de intentar levantarse —¿Crees que me puedas ayudar?— pidió con timidez

Él solo se levantó y lo ayudó porque con su pequeño vientre le era imposible levantarse

—Inténtelo, le deseo mucha suerte— sonrió levemente antes de irse

El pelinegro soltó un suspiro antes de levantarse y abrir la puerta con delicadeza, inmediatamente el aroma a mandarina y leche llegó a sus fosas nasales, sonrió con felicidad al ver como su esposa estaba dormida junto a sus cachorros en el nido improvisado que había hecho al día después del parto de su omega

Caramelito... ¿Puedo entrar al nido?— cuestionó en voz baja desde la puerta

La castaña se despertó al percibir un aroma distinto al suyo y de sus cachorros. Sin pensarlo dos veces empezó a gruñir, provocando que si esposo quisiera ir a darle muchos besitos

Caramelito... ¿Me dejas entrar?— preguntó nuevamente con una sonrisa tímida

—Alfa... Venga rápido, los cachorros necesitan nuestro calor— sonrió levemente

—¿Si puedo entrar?— cuestionó con una sonrisa mientras se acercaba a la cama

—No preguntes más y métete rápido que nuestros cachorros tienen frío— ordenó

El pelinegro corrió hasta la cama, se quitó sus botas y su chaqueta, luego se metió al nido con mucho cuidado y sonrió al ver a sus cachorros de cerca. La castaña era muy territorial con sus cachorritos y solo los podía ver en las madrugadas de vez en cuando. Se acurrucó en el nido mientras su esposa lo miraba con una sonrisa

Caramelito, ¿De qué color son los ojos de los cachorros?— preguntó con mucha curiosidad

—Tan oscuros como los tuyos, ¿Por qué?— soltó un bostezo

—Quería que tuvieran tus ojos miel— respondió con una sonrisa

—Se parecen a ti, conformate con eso— habló antes de volver a dormirse

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La castaña alimentaba a uno de sus cachorros mientras que su esposo le ponía una ropa abrigadora de manera correcta al otro cachorro que estaba dormido. Trataba de no ver los pechos de su esposa pero le era inevitable, estos habían crecido bastante gracias a la leche

—YoungSoo es un tacaño— murmuró con el ceño levemente fruncido

La omega al escuchar es no dudó en lanzarle un cojín a su esposo

—No digas esas cosas del cachorro— soltó un leve gruñido

Para el alfa ya no era algo nuevo oír a su omega gruñía para casi todo

—Perdón caramelito, solo tengo envidia— confesó

—No le puedes tener envidia a un cachorro tan lindo— habló mientras alejaba su pezón de la boca de su cachorro ya dormido

𝑳𝒂 𝒐𝒎𝒆𝒈𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒍𝒇𝒂 © -𝙼𝚈𝙶-Where stories live. Discover now