CAPITULO 7

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Misión almuerzo

Era una tarde tranquila de jueves. Akane, junto a sus amigas, se encontraban en la residencia de la peli negra haciendo tarea juntas. Todo era normal hasta que la madre de Akane las interrumpió llevándoles té y galletas, junto con una de las copias de la revista en la que Akane había participado, junto a una carta.

—Sayu: Vaya, es la nueva edición. Y mira, Akane, estás en la portada. Eres increíble, Akane.

 —Miyo: No puedo llevarle la contraria, tiene razón. Akane, estás muy radiante. La escuela será un alboroto.

Estas seguían llenando de elogios a la peli negra, mientras esta leía la carta y su madre, entre risas, también felicitaba a su hija. Estas, por curiosidad, se unieron para leer la carta, la cual decía:

Editorial

Muchas gracias por ser nuestra modelo. Tendremos más ediciones próximas y esperamos tener tu apoyo. El resto de la información la enviamos a su manager. Hasta entonces, te deseamos lo mejor.

Posdata: Nos gustaría también contar con el apoyo de Minoru, así que no dudes en traerlo cuando quieras al estudio. Dale las gracias por sus comentarios en la revista y un saludo de toda la producción.

—Akane: Mmm, sabía que dio una buena impresión. Quisiera llevarlo más a menudo, pero conociéndolo, seguro huirá de mí.  

—Suki: Vaya, Minoru. Es la primera vez que escucho su nombre. ¿Ustedes chicas saben quién es él?

(Posdata: Nombre inventado para la madre de Akane)

—Miyo: Va en nuestro salón. Es un chico muy tranquilo y no tiene muchos amigos, aparte de nosotras.

Tras lo dicho, Suki miró de reojo a Akane, la cual estaba perdida en sus pensamientos. Esto confundió a las tres, hasta que lentamente la peli negra volvió en sí y tenía un plan entre manos para agradecerle a Minoru.

—Akane: Siempre está ayudándome mucho, así que se lo devolveré. Mañana le prepararé el almuerzo. —Lo dijo muy entusiasmada, pero su madre y amigas quedaron petrificadas. 

 —Sayu: Este, Akane, creo que escuché mal, ¿pero dijiste que prepararías el almuerzo? Si debo estar sorda, ¿verdad? Dime que no dijiste eso. 

—Akane: Oh, vamos, no tienes que preocuparte. Soy muy buena cocinando, además no lo hago por falta de tiempo, pero esto será especial. 

—Suki: Este, no te preocupes pequeña, yo lo haré. Así que no te preocupes, solo dime qué es lo que quieres y listo. —Se lo dijo nerviosa, pero Akane no cambió de parecer. 

—Akane: Descuida, mamá, todo estará bien. Es más, ya terminé mi tarea, así que será mejor que me prepare. Esta vez yo haré la cena. —Tras lo dicho, salió de su cuarto muy feliz rumbo a la cocina. 

—Miyo: Este es el fin. Estamos perdidas. Estamos bien muertas. ¿Tienes algunas últimas palabras? —Ambas no dijeron nada y se levantaron rumbo a la cocina, esperando lo peor.

Al día siguiente, en la hora del almuerzo, Akane invitó a Minoru a almorzar, lo cual él aceptó con gusto. Pero antes de salir del salón, sin que la peli negra se diera cuenta, Sayu y Miyo le dieron un frasco de medicina. Estas apenas podían estar de pie y, con su último aliento, se dirigieron a la enfermería.

Así, ambos fueron a la azotea, donde Akane, con una sonrisa, le mostró el almuerzo muy llamativo y que se veía perfecto a simple vista. 

—Akane: Esto es por lo de la revista. Al editor le fascinó tu reseña y yo quise agradecértelo. Así que disfrútalo sin problemas. —Se lo dijo con entusiasmo y Minoru, algo nervioso, decidió dar el primer bocado.

Al mismo tiempo, Minoru y Akane empezaron a comer, y ninguno de los dos terminó noqueado, por razones simples.

Akane, a lo largo del tiempo, había probado y comido sus propios platillos, lo que le había generado una resistencia a su propia comida.

Minoru, al buscar su camino para convertirse en una eminencia en las sombras, realizó un sinfín de entrenamientos que dieron como resultado una resistencia inhumana. Aun así, era obvio para él un hecho: la comida de Akane no era la mejor.

—Akane: Prueba con la salsa, le dará un toque más dulce. No es por presumir, pero a mi familia le encanta cada vez que cocino. Deberías ver sus rostros de felicidad. La cena de ayer fue una masacre, pero ellos fingieron para no lastimar sus sentimientos.

—Minoru: "Muy bien, tengo dos opciones: decirle la verdad o improvisar". Al ver la sonrisa de Akane, suspiró y optó por la opción dos.

Ambos terminaron de comer, y Akane le pidió su opinión sobre su comida. Minoru puso en marcha su habilidad de improvisar, dando como resultado un acuerdo algo confuso.

—Minoru: Estuvo muy delicioso, pero si no te importa, ¿no quieres que te enseñe algunos trucos? No soy tan bueno, pero sé que te ayudarán mucho. —Akane, al oírlo, se quedó pensativa, tratando de descifrar el mensaje.

—Akane: Mmm, veamos. Claro, si vienen de tu parte, sé que serán muy buenos. Espero con ansias esas clases. —Aunque no pudo descifrar el mensaje por completo, al final aceptó la ayuda.

Al final del día, ambos salieron de la preparatoria, no sin antes pasar por la enfermería, donde Sayu y Miyo estaban esperando a sus padres. Minoru sutilmente les devolvió la medicina, y ambas, al verlo intacto, se durmieron al ver que él sobrevivió a tan brutal ataque.

Mientras tanto, Akane estaba feliz porque sería la primera vez que conocería la casa de Minoru. Por otro lado, en su mente, este seguía pensando en cómo haría para que su amiga mejorara en la cocina sin morir en el intento.

Fin

Polos opuestosWhere stories live. Discover now