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—Entonces, la idea de Lovegood es ir a la Mansión Malfoy y sacarle información a la señora Malfoy sobre cualquier cosa que nos lleve al horrocrux de tu loca tía —dijo Blaise, colocándose una media.

La noche anterior Draco les había contado todo a los jóvenes de esa época sobre su visita; y la rubia de Ravenclaw sugirió lo que parecía el mejor plan para iniciar aquella misión.

Esa mañana de lunes, tres Slytherins se alistaban para ir a dicha misión, con el permiso de McGonagall, y claro, junto a los tres Gryffindor y una Ravenclaw. El Draco del futuro dormía en una habitación antigua de profesores, por lo que no estaba allí con ellos.

—Es muy inteligente ¿no lo crees? —dijo Theodore, refiriéndose a Luna.

Blaise entrecerró sus ojos, analizando la mirada de Nott más que lo que analizaba las preguntas en sus exámenes. Luego un foco se prendió encima de su cabeza y dijo con malicia:

—Si, es maravillosa —trató de usar una voz acaramelada—. De hecho, es ella la chica de la que estoy taaan enamorado —dijo de forma romántica. Malfoy le miró como si se le hubiera zafado un tornillo—. Draco del futuro luego me confirmó que es con ella con quién me caso.

Malfoy estaba a punto de decirle a Blaise que dejara de hablar estupideces, pero vió la sonrisa malvada en su rostro, y supo que sólo le estaba haciendo una mala jugada a Nott. Aquello pareció funcionar, puesto que Theodore frunció su ceño molesto, y su mirada se oscureció, cómo si le molestara la simple idea de que Blaise se quedara con la inocente rubia.

Malfoy pensó que el diablo de conciencia que tenía Blaise debió reírse de aquello. Luego él mismo se rió ante ese pensamiento.

Durante el camino al despacho de la directora, Malfoy sólo veía a Blaise hablar de Luna Lovegood como si fuera la primera maravilla del mundo mágico. Claro que lo hacía a propósito sólo para molestar a Theo, que había guardado silencio durante todo el camino tratando de disimular su enojo. Malfoy vió sus puños apretados y pensó en que si Blaise seguía diciendo esas cosas, pronto su párpado negro se pondría color morado.

—... y es tan maravillosa, es decir, mira lo hermosa que se ve cuando sonríe. E imagina lo tierna que me parece su manera de caminar a brinquitos. De hecho, también amo su sonrisa —Blaise enumeraba mientras caminaba alrededor de un furioso Nott—, porque sus labios son los más suaves y rosados que alguien puede haber visto. Y también amo su...

—Maldita sea, Blaise ¿quieres callarte? —Theo explotó enojado. Tenía su ceño muy fruncido y sus ojos parecían dos cuchillos a punto de matar al moreno. El moreno sólo pudo reírse, pues había logrado hartar a Nott.

—¿Qué pasa, Theo? —preguntó él con falsa inocencia— ¿no te parece Lovegood hermosa?

—Yo también quisiera escuchar esa respuesta.

Los tres chicos se sobresaltaron al ver a Luna Lovegood a sus lados, quién silenciosamente había aparecido de la nada.

—¡Lovegood! —Blaise habló nerviosamente, y su piel oscura de pronto palideció. Malfoy se preguntó dónde estaba Colin Creevey con su cámara en momentos como ese—. Yo... ¿cuánto tiempo llevas ahí?

—Recién llego —dijo ella. Blaise soltó un suspiro de alivio—. Pero gracias por pensar en que mis labios son suaves y rosados.

Malfoy no podía aguantar más y se echó a reír. Blaise sólo parecía querer que la tierra lo tragara, y que lo escupiera muy lejos de allí. Theo en cambio miraba a la chica con calma desde que había llegado, cómo si ella fuera un ancla que lo sujetaba en aguas turbias.

—Lamento decirte que no somos almas afines... ya yo he conocido a la mía.

Malfoy podía jurar haber visto como Lovegood miraba de reojo a Theodore, y cómo ambos conectaron sus ojos por unos pocos segundos. Luego la chica apartó la mirada y con una sonrisa dijo:

The time traveler | Dramione |Where stories live. Discover now