Capítulo 52

139 37 17
                                    

“Tú y yo. Cantándole a las amapolas, riéndonos que el río llora y escuchando lo que te escribí. Tú y yo. Bailando alrededor del río, aceptando todo lo que vino, bebiendo y dejando ir.”

—Amapolas
(Leo Rizzi)

Yoongi dejó que su mirada se apoyara sobre los ojos atentos de los cuatro lobos que se encontraban sentados en el interior del templo. Durante el tiempo que le llevó atravesar con cautela los caminos de tierra que llevaban hacia el pequeño poblado, pudo sentir el cuerpo de Hoseok quemando contra la piel de su animal. Con cada minúsculo paso avanzado, un gimoteo prácticamente sordo se escabullía del interior de la boca de este y erizaba el cabello de su nuca.

”Lo que sea que haya que hacer” —la señora Jung repetía una y otra vez desde la distancia que los separaba—. “Haré lo que haya que hacer para recuperar a mis dos hijos. Uno está malherido y el otro maldito, la Diosa no nos quiere. Así que haré lo que haya que hacer. Lo que sea que haya que hacer.”

Incluso si temblaba de frío, Jung ardía de fiebre. Su presencia entera olía de la misma manera en lo que lo hacía la fruta contaminada por el veneno. Toda su sangre, venas, músculos y poros estaban llenos de algo diferente que modificaba su esencia natural. Era una señal evidente de que la maldición que aquella bruja le había lanzado en el museo horas atrás, ahora se extendía a medida que los segundos pasaban.

”Cuidado con su forma de pensar dentro de este territorio, señora Jung” —Yoongi mantuvo los ojos en el frente, ya podía ver la formación rocosa y la entrada del templo cuyo arco estaba cubierto por enredaderas—. “Una de las cosas que Hoseok me advirtió en su momento es que los druidas no son malos pero tampoco buenos con los lobos como nosotros. Ellos simplemente sirven a la Tierra. Nuestras palabras no pueden dar pie a malinterpretaciones.”

”Lo que sea que haya que hacer” —sin embargo esa vez la madre de Hoseok repitió sus palabras con mucha más intensidad—. “Cuando mires a tus hijos a los ojos y pienses en tener su vida en tus manos, lo entenderás.”

Echaba de menos a sus cachorros y odiaba el hecho de no poder pasar dos simples días seguidos con estos entre sus brazos, sin embargo nada ni nadie lo hubiese convencido para retirarse en aquella ocasión. Necesitaba estar presente, ver lo que sea que fuese a suceder con el guardián que había compartido espacio y vida con él durante los últimos meses. ¡Maldita sea! Yoongi sabía lo que era separarse de un ser querido y no volver a verlo, así que sencillamente no se encontraba en la disposición de repetir una situación como esa de nuevo. Sin importar lo culpable que se sentía cada vez que miraba a la Diosa Luna mientras aullaba esperando que Adaham lo escuchase desde donde fuese que estuviera descansando con el resto de su tribu asesinada.

Había prometido vengarse, encontrar al culpable y despedazar la yugular de este.

Ahora prometía lograr que esa estúpida maldición saliese del cuerpo de su guardián.

Y de alguna manera todo eso lo había llevado hasta ahí. Hasta el mismísimo centro del templo mientras la manada de la Unión apoyaba las pezuñas contra el suelo de pizarra a sus espaldas y los mestizos de sombras hacían guardia en el exterior junto a los sanadores que decidieron que no podían dejar solo a Hoseok.

Había una familia más allá de la que marcaba la sangre entre esas paredes. El aroma de Elia, de Taehyung, Jungkook, Jimin, Taemin, los hermanos Jung, los líderes de la Unión y cada lobo que apreciaba a Hoseok. Todos y cada uno estaban presentes y esperaban con la boca y los caninos listos.

—¿Conoces el legado de tu tribu realmente, joven lobo de viento? ¿Sabes acaso el motivo por el que ellos decidieron creer en nosotros de la manera en la que los lobos de la montaña más cercanos a nuestro templo en territorio no lo hacen?

ALPHA PLEASURE (YOONSEOK) - THE HOWLING SAGA ☽ Where stories live. Discover now