Vanessa, recién cumplida su mayoría de edad, huye de la posibilidad de un matrimonio arreglado impuesto por su familia materna, la familia Bowen. Los hilos del destino la llevarán a Bredon, un hermoso pueblo costero al sur, dónde las olas y los bosq...
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La noche anterior cuando Vanessa regresó a casa sus abuelos le habían preparado comida caliente y compartieron una charla, ella les comento sobre pasar navidad con la familia Marshall a lo que su respuesta fue que lo pensarían y que hablarían con Catalina y John primero. Joe ya le había comentado a Annie lo que pasaba en la cafetería así que no fue algo que hablaron por mucho tiempo. Por su lado Oliver no tuvo otra opción que hablar con su padre de frente y decirle mirándolo a los ojos que le gustaba Vanessa y que por eso se había quedado fuera durante la tormenta, para protegerla. No solo eso, los rumores sobre él en medio de la discusión que hubo en la cafetería llegaron a su hogar también.
Debido a la tormenta del día anterior los muchachos habían cancelado el reto de valor, pero planearon otra cosa, una carrera de trineos. Esa mañana el pueblo estaba lleno de rumores por lo que había pasado en la cafetería. Para sorpresa de la chica cuando Joe la dejó frente a la tienda la mayoría del pueblo estaba reunido en el parque, incluidos los visitantes. Desde dentro de la tienda prestaba atención. La mayoría de los adultos apilaban la nieve, harían una rampa, los más jóvenes y los niños estaban armando sus trineos. Casi no encontrabas mujeres afuera además de las niñas y adolescentes que aún querían jugar, la mayoría preferían quedarse en la cafetería y charlar con sus amigas estando cerca de las familias y en un lugar cálido. Yo también me divertiré pero luego cuando no esté tan frío afuera, pensaba la chica con una sonrisa en el rostro.
Durante la mañana muchas familias pasaron por su tienda buscando objetos extra que habían olvidado en casa o que no les habían alcanzado como clavos o madera. Algunos buscaban alguna decoración. No eran trineos realmente muy elaborados, pero eran divertidos y aguantaría lo suficiente antes de convertirse en madera para alguna chimenea.
Joe había estado dejando a Vanessa a cargo de la tienda porque así ella podía cerrar en cualquier momento y divertirse con las cosas que el pueblo organizaba mientras aún está cerca por si alguien la necesitaba. En invierno el trabajo de la granja se reduce a sólo los animales y los invernaderos, era menos así que creían que estaba bien. En esa temporada Joe no necesitaba manos extra.
Los hijos de la familia Marshall ya eran mayores todos así que los padres no iban a las actividades que no fueran de la iglesia. Les gustaba compartir su tiempo cerca del calor se la chimenea, un resfriado no les atraía en nada. Los muchachos a pesar de su edad no perdían el espíritu. Estaban muy entusiasmados por la carrera y por crear el trineo. Era la última navidad de Alejandro allí, nada le aseguraba que pudiera volver al pueblo para un próximo invierno.
Ese año el encargado del trineo sería Samuel, pero, no le gustó la idea y corrió a la tienda dejando a su hermano solo. Buscó a Vanessa y le pidió que le ayudará, era una mentira por el bien de su hermano. Él solo quería divertirse con sus amigos, era mejor que estar con sus hermanos al menos eso pensaba.
—Buen día Vanessa —murmuró Oliver desde el suelo donde se encontraba sentado tratando de armar las piezas que había cortado.
—Buen día... Samuel me pidió ayuda, pero ya viniste tu así que creo que me voy —explica ella algo nerviosa, el día anterior se había sobrepasado con su confianza, eso era algo que una dama no debería hacer en ninguna circunstancia. No debía pedir abrazos solo porque sí.
