A lo largo de la vida, nos cruzamos con diferentes situaciones, las cuales a veces, no sabemos como enfrentar o como reaccionar ante ellas. Situaciones que se presentan en cualquier ámbito o bajo cualquier circunstancia.
Con este espacio no buscamo...
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Caminamos pensando en hacia dónde vamos, qué haremos, qué diremos... y se nos pasan tantas cosas por los lados que no las vemos. Estamos como dormidos o sonámbulos, soñando nuestra vida ideal, o teniendo pesadillas con nuestros propios fantasmas. ¿Alguna vez te preguntaste qué pasaría si por un día dejaras de lado todo eso? El otro día me propuse caminar mirando a la gente que cruzo. La mayoría evita el contacto visual, si se fijan lo comprobarán. Compartimos ascensores sin mirarnos a los ojos, nos damos los buenos días, hola, qué tal, hasta luego sin saber cómo es la cara de la otra persona. Y en ese ejercicio que me propuse me hice una sola pregunta: ¿serán felices? Estamos acostumbrados a vivir en nuestro metro cuadrado temiendo que alguien nos haga daño, que puede suceder, claro, pero ¿por qué es distinto con los niños? A los niños los miramos, les sonreímos y ellos nos devuelven el gesto (por lo general). ¿Por qué un niño puede ser amable y no un adulto? ¿Acaso los adultos no son niños crecidos?
Pienso que todos tenemos nuestro proceso personal, todos fuimos niños, todos soñamos, nos asustamos, nos equivocamos... ¿somos felices? Pensando en eso, comprobé que no me sentía sola en la calle, es más, me dieron ganas de abrazar a algunas personas. También me di cuenta de que siempre estuve velando por mi propia felicidad y nunca me pregunté sobre los otros, porque damos por sentado que lo son. Tomamos a las otras personas como seres acabados, y no pensamos que ellos están pasando por procesos de crecimiento como nosotros.
Quería hablar sobre esto y terminé hablando sobre los juicios que emitimos a diario. Tal vez sea porque todo está relacionado. El día en el que dejemos de etiquetar a las personas y situaciones, y empecemos a tomarlas como algo que está pasando, podremos entregarnos a vivir el momento. Cuesta, cuesta muchísimo. Pero sería genial poder disfrutar cada segundo que la vida nos da. No tener que mirar hacia atrás para decir qué buenas épocas, porque en ese momento seguramente no las pensamos así. Hay que saborear cada segundo. Los tiempos malos o buenos, pasarán... todos pasarán. Solo queda la manera en que los hayamos vivido, y eso es algo que se hace ahora, siempre ahora.
Para terminar dejo unas frases que me gustan mucho y ayudan a esto:
"La vida se vive hacia adelante, pero se comprende hacia atrás"
"Todos tenemos dos vidas. La segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una". (La escuché de Tom Hiddleston)
Y la frase de la película de Walter Mitty: "Stop dreaming, start living" (Deja de soñar y empieza a vivir).
Cuando dejas de esperar, tu ansiedad disminuye, te concentras más en el ahora y te entregas plenamente a lo que está pasando. Esto no quiere decir que no tengas que hacer planes ni proyectar tus sueños y objetivos a largo plazo; sino que debes disfrutar tanto del viaje como del destino. Llegar es hermoso, pero gozar el viaje no tiene precio, es el sentido de la vida. La vida es un viaje.
Para concluir, les recomiendo la película "El camino del guerrero". Habla mucho sobre esto.
