010; too ordinary

Start from the beginning
                                    

Conozco lo ocupados que pueden estar mis padres, especialmente cuando se trata de sus negocios. Sé que probablemente no llegarán hasta tarde, si es que lo hacen.

—Tú y yo sabemos que eso no va a pasar.

—Hay que tenerles un pelín de confianza —dice con voz suave.

—Bueno, yo ya la he perdido toda —me resigno—. Mientras tanto, ¿Qué tal si almorzamos juntas, Carmen? —una sonrisa de alivio cruza su rostro y asiente con entusiasmo.

—¡Claro que sí! Déjame que armo algo con las cosas de catering de mañana.

—¿Mañana? —pregunto confundida—. Pensé que era el jueves.

—Ya, lo era. El organizador dijo que varias personas no podrían asistir el jueves así que se hará mañana.

—Joder, ahora tengo que buscar una excusa para escaparme.

—Irá bien, ya verás. Quizás hasta la pasas bien.

—Yo qué sé, me gustaría creer que sí.

—Hazme caso. Toma —me tiende un plato con varios canapés y me siento en un banco que estaba junto a Carmen.

—¿Crees que sea mi culpa que mis padres pasen de mí?

—No seas tonta, Victoria. Tus padres fueron así siempre, incluso cuando tú estabas aquí y seguías todas sus órdenes. Ellos no quieren hijos, quieren títeres.

—Les encantaría que fuera como Manuel —murmuro.

—Y a Manuel le encantaría ser tú —retruca.

—Ya, puede ser —digo, dedicándo a comer. 

Mientras almuerzo con Carmen sigue en silecio, las palabras de la conversación siguen resonando en mi mente, agitándose dentro mío.

Me doy cuenta de que, si tengo el lujo de vivir mi vida como quiero, sin las cadenas de responsabilidad que implica ser dueña de una parte de la empresa, es porque Manuel ha sacrificado todo por mí. Durante años, ha puesto sus propios sueños y aspiraciones en pausa para que yo pueda tener la libertad y la felicidad que siempre deseamos de pequeños.

Nunca antes había considerado esto de esta manera. Siempre vi a Manuel como el hermano mayor, el responsable, el que siempre quiere contentar. Pero ahora, me doy cuenta de que detrás de esa fachada de fortaleza y seguridad, hay un hombre que ha renunciado a mucho por mi bienestar.

Recuerdo los días de nuestra infancia, cuando Manuel y yo soñábamos con escapar de nuestra casa y construir un hogar juntos, uno en el que pudiéramos sentirnos amados y libres. Planeábamos aventuras, imaginábamos un futuro brillante donde todo sería diferente.

Pero, al final, yo fui la única que pudo dar el paso y alejarse de este entorno tóxico. Manuel, siempre tan valiente y protector, se quedó atrás para cuidar de los demás, para sostener las responsabilidades que yo dejé desatendidas al ponerme a mí y a mis necesidades primero. Ahora veo cuánto ha sacrificado por mí, cuánto ha renunciado para que yo pudiera huir cuando sentía que me ahogaba en mi propia casa.

—¿Te dijeron que va a venir David con su mujer?

—Manuel me ha enviado la lista de invitados para que la revise, pero no puede importarme menos, en serio.

—Ay, Victoria, es que tú también... —se queja con una sonrisa en el rostro— ¿Cómo van las cosas por Inglaterra? No pasaste sola tu cumpleaños, ¿no?

—No, el mismo día lo pasé con un amigo y hace unos días me reuní con una amiga y las hijas del chico con el que sale.

—¿Tienes un amigo? —pregunta levantando las cejas en forma de insinuación—. Bienvenido sea tu amigo, ¿no?

𝐍𝐎𝐓 𝐈𝐍 𝐋𝐎𝐕𝐄 | Fernando AlonsoWhere stories live. Discover now