Un día a la vez.

7.1K 729 66
                                    

"Se como Henry, pero mejor."

Mi seño se frunció y la videocasetera de mi escritorio empezó a secretar humo a lo que empecé a toser. Un video de la D.D.D se reproducía en la pequeña caja de cables y vidrio. Todo esto apuntaba a una sola cosa.

Era la nueva portera del edificio.

Henry era mi compañero en secundaria, leal pero también ingenuo. No tiene madera para estar en este puesto, pero al igual que yo elegían jóvenes al azar para ocupar estos trabajos, debido a que la población adulta empezaba a escasear por las preocupantes cifras de gente asesinada por Doppelgangers. Los Doppelgangers eran los culpables de todo y la raza humana estaba en un estado crítico, pagando por sus actos.

Miré por un momento el calendario y suspiré.

"Febrero de 1955."

Un hombre con traje y máscara extraños se paraba en frente mío para explicarme y darme las indicaciones respectivas, sobre mi puesto. No pude evitar sentirme intimidada por su tono de voz, era fuerte y conciso. Sabía que la D.D.D lidiaba con Doppelgangers a diario, pero ahora me aterraba la idea de estar frente a uno tan de cerca y no saber como actuar correctamente. Odiaba que esas cosas hubieran invadido nuestro planeta, todos estábamos condenados.

"Y recuerde que es Febrero de 1955, le deseo mucha suerte."

Una sonrisa forzosa se me enmarcó en el rostro y procedí a asentir, estuve silenciosa todo tiempo que duró su explicación, pero bajó mi expresión se podía notar los nervios y el terror a varias millas de distancia. Estaba pensando en como salir corriendo de allí, sin que nadie lo notase, por supuesto.

Prácticamente, pensé, cualquier error me costaría la vida, en este y en los demás días de trabajo que me quedarán. Era horriblemente tétrico, como si te hubieran dicho la fecha de tu muerte y ahora vivieras con la idea de que en algún momento efectivamente, vas a morir y sabrás cuando, pero no el momento exacto ni como.

Sentí eso y mucho más, pero mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando la primera persona llegó.

"Hola, buenas tardes."

Era una dama, de hecho, una modelo. Mis ojos se desviaron un momento hacia ella mientras veía los registros, no tuvo duda que Elenois Sverchzt, como se llamaba, era digna de estar en la mejores revistas, posando con lujosas joyas y abrigos caros. Su cabello rojizo perfectamente peinado y sus labios esponjosos eran perfectos. Le sorprendió el hecho de que tuviera una gemela con su misma belleza.

"Lunar en mejilla izquierda.
Nariz pequeña y puntiaguda.
Delgada.
Cuello largo.
Ella tiene una gemela."

"La fecha, el logo, y sus datos en el papel de solicitud están bien. Creo que podrá pasar". Pensó animada.

Su mano quiso apretar el botón verde, hasta que recordó un detalle no muy importante, pero muy vital.

"La lista."

Su ojos se destinaron la hoja de papel azulina que yacía pegada en la sucia y lúgubre pared, pero se llevó una sorpresa muy grande y desagradable a la vez al darse cuenta de una cosa de suma importancia.

"No está."

Mis ojos se movieron una vez más pero en otra dirrección, para admirar a la mujer detrás del vidrio, entonces me pregunté que sería lo mejor hacer ahora. Tomé el cuestionario de verificación y decidí marcar las casillas, mis dedos sosteniendo la lapicera dudaron a medida que rellenaba los espacios en blanco. Pero decidí cuestionar a la mujer, para ver qué decía.

"Oh, ¿No estoy en la lista?. Debe haber un error, estoy ahi, verifique de nuevo."

Mi mente era un manojo de nervios y la mirada de la mujer no me ayudaba en absoluto, sus ojos parecían estar inmersos en juzgarme y tratar de convencerme que yo lo estaba imaginando todo, cuando claramente no era así. Decidí verificar nuevamente los papeles, entre todos, pude encontrar el número de teléfono de apartamento de las gemelas, a lo que decidí llamar.

Unos cuantos tonos bastaron para que alguien atendiera al teléfono.

"Hola, habla Elenois Sverchzt, mi hermana y yo no esperamos ningúna visita."

En ese momento mi mente dió un giro de 360° grados, y me sentí extraña. Mi expresión debió haber dicho mucho pero a la vez nada, como para que la aparente mujer, permaneciera de pie mirándome con una ceja levantada desde su sitio, evidenciando su molestia creciente. La mujer se quedó allí en silencio, al igual que yo y mi obvia expresión de terror.

Atrapé a un Doppelganger.

Mis manos tocaron el escritorio y mis pies se alzaron por la fuerza ejercida sobre la madera desgastada, poniéndome en puntitas debido a mi insignificante altura, me maldije internamente un momento al no poder alcanzar del todo el botón rojo tan brillante y llamativo. Pero solo bastó una estirada más para alcanzarlo y apretarlo como si mi vida dependiera de ello.

Rápidamente oí el grito de la aparente mujer, pude ver por unos milisegundos la cara de la modelo deformarse y convertirse en un mounstro irreconocible, antes de que la coraza de metal protegiera mi ventanilla de los posibles ataques de la criatura. Estaba aterrada y mis manos se movían por el miedo, temblaba como si no hubiese un mañana y me sentí insignificante, como si ser una simple empleada de portería no fuera suficiente, tenía que lidiar con cosas que hablaban y parecían más humanos que yo.

Agarré el teléfono y marqué con rapidez, mis dedos se movían a los números respectivos para llamar a algún inspector del D.D.D al edificio. Las luces rojas intermitentes y los mareos que estaba empezando a sentir me dificultaban la vista, casi pude sentir los dedos entumecidos y la vista parcialmente negra, como si estuviera a punto de sufrir un desmayó.

"3312."

"Se acaba de comunicar con el D.D.D"

"Se ha enviado un grupo de agentes a su edificio."

"Por favor espere a que se ejecute el protocolo de limpieza."

Mis ojos se dispararon en diferentes direcciones, paranoica y asustada por ver si él doppelganger se infiltraba o trataba de forcejear la ventanilla. Pero absolutamente nada de eso pasó. Dejé el teléfono de lado y me dedique a esperar, sentada en mi sitio, temblando y disociando entre el ruido de las bocinas y la idea, el hecho y la realidad de que esto sería pan de cada día en mi nuevo trabajo.

Fueron unos cuantos segundos más para mi que se sintieron eternos, que las luces pararon abruptamente y la coraza se abrió sin mucho más. Está reveló a una persona con traje, como la que había visto al principio de mi introducción como portera.

"Protocolo de limpieza completado."

"Puede continuar con su trabajo."

Él hombre enmascarado simplemente se fué, dejando sola nuevamente a la chica. Ella solo miró y lo proceso un momento, mientras la boca se le resecaba y un poco de amargura se instala en su interior. Definitivamente acababa de darse cuenta que atravesaría por todo esto sola.

Estaba sola con esos mounstros.

Doppelganger | Francis Mosses (Milkman)Where stories live. Discover now