๑Capítulo 05.

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Cuando tu corazón es tan incontrolable como tu persona misma, no hay marcha atrás y no hay nada que puedas hacer para recuperar el control. Oliver se sentía tan inútil como nunca antes se había sentido. Le ardía su garganta y su pecho se contraía de una manera inexplicable. Había muy pocas cosas que Oliver había podido controlar en su vida, pero su presente, el ahora, en donde estaba y lo que hacía, le recordaba a una añoranza de sus ayeres cuando creía que podía ser feliz con el alfa al que le dio todo de si, pero no, el ahora solo era una ilusión de lo que quiso una vez. Ahora era distinto y nada de lo que estaba ahí y ni las personas que estaban ahí eran de él o parte de él, solo era una mentira disfrazada de lo que una vez anhelo tener con todas sus fuerzas.

—No traes nada —escucho la voz de Lucius detrás suyo.

—Las tiré.

—¿Por qué?

—No eran importantes —dijo tragando el nudo que tenía en su garganta como si no le doliera decir esa oración, como si fuera simple el hecho de volver y dejar a su hijo atrás. Lucius jamás lo entendería, jamás lograría comprender lo que él siente ahora y por eso y por muchas más razones no tiene el derecho de saber de Kian, que importaba lo que fuera correcto, ¿acaso él si hacia las cosas bien?

Sintió los brazos de Lucius envolver su torso y su mentón acomodarse sobre su hombro y cuello. Un beso tan suave como el filo de una daga se sintió sobre su cuello con una calidez irreal.

—No importa —susurró Lucius. —No vuelvas a salir así —enterró su rostro en su ropa. —Creí que no volverías.

Los brazos alrededor de Oliver se apretaron aún más, pero no lo lastimaron, es más... se sentía bien. Tan lento como su respiración en ese instante, Oliver colocó su mano sobre la mano estaba sobre su vientre y la acarició.

—¡Mis niños!

Koda y Nala corrieron directamente hacía él mientras reían y salían del coche que los recogía de sus clases. 

—¡Mami! —dijeron los gemelos al uní sonoro.

—¿Como le fue a mi princesa y a mi príncipe? —preguntó Oliver mientras los abrazaba y dejaba que los sirvientes se llevaran sus cosas como sus mochilas y loncheras.

—¡Mami, comí todo!

—¡Sí, yo también!

La cara de Oliver no podía dejar de sonreír y asentir con las anécdotas que los niños le contaban como si fuera la cosa más sorprendente del universo.

De alguna forma ya se estaba acostumbrando de mejor manera a todo lo que era esto. Co Lucius loco por él y dejando que hiciera algunas cosas fuera del contrato como salir en ciertas ocasiones y dejándole tener un celular para su uso privado siempre y cuando lo mantenga alejado de los niños y de él. Lucius se comprometió a respetar su privacidad siempre y cuando todo se quedara en perfecto equilibrio justo como él quería, una familia perfecta con hijos perfectos y una vida perfecta.

Como si los rumores sobre la familia del CEO heredero de CONORE, no fueran la comidilla de los chismes de la gente de alta sociedad que estaban enlazados con la empresa de gran prestigio. La vida del que pronto heredaría la empresa familiar era un misterio hace poco, después de la muerte de su esposa y sus suegros en el terrible atentado donde creían que él se encontraba, pero terminaron acabando con la vida de una increíble omega como lo era ante los ojos de toda la familia y la sociedad. La esposa de Lucius Collin estaba embarazada de ocho meses cuando ocurrió el accidente. Pocos sabían del accidente que había acabado con la vida de la hermosa mujer, lo que salió a la luz solo fue que la esposa de Lucius había muerto al dar a luz a sus hijos gemelos. Nada sobre el accidente salió a la luz, pocos sabían con certeza lo que había pasado.

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