๑Capítulo 03.

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Koda le recordaba bastante a Kian, no solo por la letra particualar con la que empezaban sus nombres, sino también por lo parecidos que eran; ambos tenían ojos azules claro y el cabello castaño oscuro como su padre, además de que los dos eran omegas. Una particularidad tremenda para ser hijos del mismo padre. En la actualidad no nacen muchos omegas varones.

—Mamá —escuchó la voz de Nala.

No volteó, siguió viendo por la ventana. Koda corría con Lucius detrás suyo, ambos reían y sonreían de una manera que hacían su pecho sentir un calon tranquilizante, de a poco imaginaba que ese niño era Kiam, y sonreía igual.

—Dime —dijo.

—Perdón por decir eso —dijo la niña, muy apenada y con una flor entre sus manos. —Te traje esto —extendió la flor hacía el pelirrojo.

Oliver lo noto unos segundos después, volteando con lentitud. Miró a la niña y luego a la flor, no tenía expresión alguna en su rostro y se movió con lentitud, le dio una sonrisa leve a Nala antes de agacharse y extender su mano para tomar la flor, pero antes de hacerlo, cayo al suelo.

—¡Mamá! —gritó la pequeña alfa al ver a su madre caer al suelo.

Oliver se apresuro a poner su dedo índice sobre sus labios mientras le hacía una expresión de negación con la cabeza.

—Tu papá va a preocuparse —la calmó. Oliver se puso de pie nuevamente quitándole importancia a lo que le había pasado. De repente todo a su alrededor se había vuelto borroso, pero no era nada grave, era algo que pasaba comúnmente por el cansancio aunque no había trabajado en el ultimo tiempo.

Nala lo miró preocupada y con la cara triste, Oliver optó por sonreír lo más alegre posible.

—No le diremos nada —susurró aun sonriendo mientras abrazaba a la castaña y le hacía cosquillas, jugando.

La expresión de la niña cambio y Oliver por fin pudo soltar un suspiro.

—Sí, mami —dijo obediente la alfa.

Mami...

Algo en su corazón se quebró. Quería ver a Kian, necesitaba verlo, a lo mucho podía llamarlo, pero con Lucius y esos niños todo el tiempo sobre él, era complicado sin que Lucius se enterará o siquiera rastreara su llamada. Le había un teléfono para que lo usara y le había pedido que se deshiciera del suyo como parte del contrato, pero Oliver oculto su móvil entre su ropa. Tenía que llamar a su hermana, había dejado a Kian con ella.

Era eso o dejar que Lucius se enterara y se lo llevará con él, sin ninguna propuesta sin ninguna oportunidad. Kian era su única familia, no podía perderlo y si esta falsa familia lo dejaba a salvo con él, no importaba estar un tiempo separados.

—Mañana si irán al colegio —dijo Lucius, sentándose a su lado, mientras pasaba su brazo por su espaldera y rodeaba sus hombros.

—Son muy sanos —susurró Oliver, su mente estaba en otro lugar.

—Claro —dijo Lucius. —Su padre es un alfa fuerte.

Oliver lo miro de reojo sin decir nada. Movió su hombro incomodo cuando la mano de Lucius lo acarició por encima de su ropa.

—No sabía que te incomodaba.

Oliver volteó a verlo con una cara confundida.

—¿Por qué?

—Porque no esta en el contrato.

Oliver sintió su cuerpo temblar ante esas palabras. Todo se relacionaba por el contrato y todo, absolutamente todo era el contrato.

—Oh, claro —Oliver fingió darse cuenta. —Estaba distraído —mintió, pero no del todo, ya que si estaba distraído, pero sentir a Lucius de esa forma no se sentía bien. No ahora.

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