Tiene que quedarse uno atrás, y no lo pienso dos veces cuándo me giro hacia Rose, la chica pelirroja que en su rostro mantiene lágrimas secas. Sus brazos tiemblan, pero en ningún momento amenazan con dejar caer a la pobre Madi.

—Rose, ¿oyes el agua que está por aquí cerca? Minho ha seguido ese camino bajo la colina. Date prisa y síguelo, nosotros te seguiremos por detrás. —Y no pierde ni un segundo en seguir mi comando, pero antes de hacerlo, sé que presiente las nubes negras.

Por lo que junta su frente con Isabelle, dándole las gracias, después con Ethan repitiendo lo mismo y a mí simplemente me da una cabezada. Silbo entonces para que Luna la persigue cuando ella desaparece bajo la colina y creo que en el fondo, que al recibir esa mirada lastimera y azulada, que sabe que no estaremos todos cuándo la calma llegue a esta tormenta.

—No puedo llevarlos a los dos, Newt. —Me regresa la atención Ethan.

Y esa es la verdad que me pesa tanto, si tan solo no estuviera apunto de desvanecerme... O si Minho no hubiera desaparecido así de la nada, a lo mejor..., Ethan me mira arrodillado todavía enfrente de mí, y al cruzar nuestros ojos, bajo la estridente luz del nuevo día que finalmente deja entrever sus delicados trazos rosados, vislumbro aquellos ojos castaños que tantos misterios esconden. Los veo tan claros como el día, aquel que temo tanto que comience porque significaría enfrentarme a todos los horrores de esta oscuridad de niebla.

Ethan entonces rompe nuestros contacto visual repentinamente, para compartir una larga mirada con Isabelle. El ambiente parece haber cambiado, parece más natural pero sin dejar de ser pesado. Ambos parecen estar en una misma línea, una en la que yo no tengo voz ni voto.

—Lo siento, Izzy. —Y con eso parece decirlo todo.

Ha elegido y nadie puede echarse hacia atrás.

Ella solo cierra sus ojos, llorando pero con una sonrisa. Entonces se le acerca con rapidez y lo que sucede a continuación pasa tan deprisa y es tan absurdo que ni siquiera puedo moverme para impedirlo. Isabelle se levanta, engancha su brazalete serpiente en el antebrazo derecho de Ethan y después, agarrando sus mejillas con fuerza, le da un beso en los labios. Uno corto, preciso y perlado de lágrimas.

Después al separarse, me dedica una sonrisa y simplemente me trago mis propias lágrimas. No puedo dejar que su decisión haya sido en vano, no cuándo la veo dirigirse cojeando, casi arrastrándose, hasta el interior de la niebla. Su cuerpo desaparece en la oscura niebla y aunque quiero gritar para detenerla, como hace Ethan que no deja de repetir su nombre, me arde la garganta. Es demasiado para soportar, por lo que aparto la mirada porque siento que todavía puedo verla a través del gas venenoso. Segundos después al escuchar el cañonazo, sé que se le ha parado el corazón, que está muerta.

Qué esa atrevida chica, con amable sonrisa, jamás volverá con nosotros.

—Esa estúpida... —Es lo único que dice el chico del tres, demasiado ensimismado en la marcha de la chica, en la corta despedida, como para centrarse en la peligrosa niebla que se cierne sobre nosotros.

Con mucho esfuerzo, consigo hace reaccionar a mi pierna izquierda para tocarle el hombro. Este me mira con los ojos perdidos, pero trato de devolverle a la cruel realidad, puesto que no podemos permitir que su sacrificio haya sido por nada.

—Ethan, tenemos que irnos. Ya mismo —le digo casi con la voz ronca.

Él parece sacar fuerzas de flaqueza y entonces asiente decidido. No tarda en pasar uno de sus brazos por la cintura de un Thomas que recobra poco a poco la consciencia, para yo suprimir mi dolor interno y obligarme a aguantarlo un poco más. Paso un brazo de Thomas por mis hombros, y comenzamos a correr hacia la colina con la esperanza de alejarnos de esa niebla.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas ( au ) [✓]Where stories live. Discover now