"No, Becky" - susurró a mi oído - "No solo te deseo, me vuelves completamente loca".

Jadeé ante cada toque de su piel contra la mía. La pasión nos consumía y el deseo era incontrolable.


"Fóllame, Freen... Hazme tuya" - le dije mientras envolvía mis brazos alrededor de su cuello. "Quiero sentirte dentro de mí".

Freen comenzó a besar mi cuello, dejando pequeñas mordidas mientras su mano masajeaba mi seno. Su boca bajó lentamente hasta llegar a mis pechos, los succionó, los lamió y jaló suavemente mi pezón con sus labios, alternando entre ambos senos.

Sus besos húmedos continuaron bajando por mi abdomen mientras yo tenía mi mano sobre su cabello, empujándola hacia abajo para que no dejara de hacerlo. Mi otra mano se cerraba en puño sobre la sábana, incapaz de contener la intensidad del placer que estaba experimentando.

Freen pasó sus labios suavemente sobre mi vientre, mientras sus brazos rodeaban mis muslos y los abrazaba para abrir mis piernas. Sentí su cálido aliento sobre mi sexo y eso provocó un gemido involuntario de placer. Mis caderas reaccionaron instintivamente, buscando un contacto más intenso.

Su lengua hizo contacto con mis pliegues, y sentí cómo recorría lentamente cada centímetro de mi intimidad. Arqueé mi cuerpo de manera incontrolable, respondiendo a las sensaciones abrumadoras que me estaba provocando.

"Sabes delicioso, amor" - escuché la voz ronca de Freen mientras continuaba deslizando su lengua desde mis pliegues hasta mi clítoris, besándolo y lamiéndolo con desesperación. El placer se extendía por todo mi cuerpo, y no pude evitar gemir en respuesta.

"No te detengas, por favor" - supliqué mientras tomaba a Freen de la cabeza y la empujaba hacia mí, instándola a continuar.

"No lo haré" - susurró, mientras con una mano abría mis pliegues para penetrarme con su lengua. Metía y sacaba su lengua hábilmente, mientras con su mano libre estimulaba mi clítoris, lo que hacía que mis piernas temblaran de excitación. Sentía que estaba al borde del orgasmo, que el experto trabajo de la lengua de Freen me estaba llevando al límite.

Su lengua se movía dentro de mí con maestría, repitiendo los movimientos rápidos y sincronizados que me llevaban cada vez más cerca del orgasmo.

"¡Ahh, Freen... me voy a correr!" - grité en medio del placer.

"Hazlo, amor" - gemía Freen contra mis pliegues - "Vamos..."

Un espasmo recorrió todo mi cuerpo, arqueando mi espalda. Mi respiración estaba agitada y mi corazón latía rápidamente. Sentí cómo mi orgasmo se apoderaba de mí, liberando un cálido fluido sobre los labios y las mejillas de Freen. Había sido tan intenso y satisfactorio que me sentía en el paraíso. La lengua de Freen continuó recorriendo mi entrepierna mientras saboreaba lo que había provocado.

"Eres deliciosa, amor... podría hacerlo siempre", susurró Freen mientras comenzaba a besarme desde mi abdomen, pasando por mis senos y llegando finalmente a mi boca. Introdujo su lengua en mi boca, haciendo que probara mi propio sabor, lo que provocó que mi excitación volviera a crecer.

Envolví mis piernas alrededor de su cintura, haciendo que nuestros sexos se frotaran el uno contra el otro. Podía sentir su humedad rozando la mía, mientras comenzábamos un vaivén que aumentaba la fricción entre nosotras. Mi cabeza estaba ligeramente inclinada hacia atrás, mis mejillas enrojecidas y el sudor de ambas mezclándose mientras jadeábamos y gemíamos, creaba corrientes eléctricas que recorrían todo mi cuerpo.

La velocidad de nuestros movimientos aumentó, y mis manos se aferraron a su espalda, enterrando mis uñas en su piel. Abrí mis ojos para ver a Freen, quien mantenía sus ojos cerrados y mordía su labio inferior. Su piel brillaba con el sudor y era la imagen más sexy que había visto en mucho tiempo. Freen abrió sus ojos al sentir mi mirada, sonrió y yo apreté aún más mis piernas alrededor de ella, intensificando nuestro placer compartido.

Freen se separó lentamente, jadeando, y llevó dos dedos a su boca, chupándolos lentamente. Aquella acción me excitaba aún más, así que tomé su mano y llevé los mismos dedos a mi boca, mientras los ojos de Freen se dilataban aún más por el deseo que nos consumía.

"Oh, diablos, amor..." - murmuró Freen. Luego, llevó esos dedos nuevamente hacia mis pliegues, penetrándome con cuidado y provocando un gemido intenso al sentirlos dentro de mí. Comenzó un vaivén rítmico, metiendo y sacando sus dedos, mientras con su pulgar estimulaba mi clítoris, encontrando el punto exacto que me hacía estremecer de placer.

"Así... así, Freen" - gemí, moviendo mis caderas al ritmo de sus embestidas. El placer me envolvía por completo, y mi cuerpo se entregaba sin reservas a las sensaciones que Freen me provocaba.

"Más... ¡ahh, mmmh, más, Freen! No te detengas..." - supliqué entre jadeos y gemidos, sintiendo cómo el éxtasis se apoderaba de mí.

"¿Te gusta?" - preguntó Freen con voz ronca, y su mirada intensa me encantaba. La miré mientras sentía cómo sus dedos se apretaban dentro de mí, generando una oleada de placer inigualable.

"Oh, por Dios... ¡me encanta!", exclamé, incapaz de contener los sonidos de placer que escapaban de mis labios.

Sentí una embestida más, y ya no pude controlar mi gemido, que se mezcló con el estallido de mi orgasmo. Mi cuerpo se relajó y comencé a temblar, mientras Freen seguía moviendo sus dedos dentro de mí, prolongando las sensaciones de mi orgasmo. En la paz de la noche, solo se escuchaban nuestras respiraciones agitadas, mientras nos recuperábamos del placer en el que nos habíamos sumergido.

El Lazo Que Nunca Se RompioWhere stories live. Discover now