"Irin, mi cabeza es un caos. Problemas con Freen, Jane, Heidi... No quiero más problemas innecesarios" - negué.

"¿O fueron celos?" - preguntó Irin.

"Siempre ves cosas donde no las hay. Solo vámonos a comer. Necesito ir con el abuelo más tarde" - respondí.

"Rebecca Armstrong" - dijo Irin en forma de regaño.

"Odiosa" - respondí, y ambas reímos mientras continuábamos caminando.

Después de nuestra comida, y dado que ya no tenía pendientes en el trabajo, me despedí de Irin. Tenía que ir a la residencia familiar para disculparme con mi abuela.

Cuando llegué, el mayordomo me informó que mis padres y abuelos se habían ido al club con sus amigos. Me ofreció preparar la cena para mí, pero me negué. Era una noche hermosa, así que decidí salir a los jardines. Lucían hermosos a esa hora. Seguí caminando hasta llegar a una pequeña casa que mi abuelo mandó construir cuando Freen y yo éramos pequeñas. Pasábamos casi todas las tardes y noches jugando allí.

Ingresé la contraseña "0805" y me sorprendió que aún funcionara después de todos estos años. La combinación de nuestros cumpleaños. Al entrar, pude ver que todo lucía igual: los juguetes, las bicicletas, los patines, el telescopio y la enorme casa de muñecas que Freen le robo a Jane. Me recosté en el suelo para ver si mi pie aún cabía en ella. Era absurdo, pero quería intentarlo.

Me regañé por no saber qué demonios estaba pensando. Ahora tenía mi pierna atascada en la casa de muñecas, que estaba fijada al suelo. No podía jalarme sin romperla, y eso no quería. Mi celular estaba en la mesita, así que estaba en serios problemas.

Después de estar en esa posición durante 30 minutos, me resigné y me quedé acostada, esperando a que el mayordomo notara mi ausencia y viniera a buscarme. Mantuve mis ojos cerrados, y otros 10 minutos pasaron cuando escuché que ingresaban la contraseña. Supuse que era la abuela, ya que ella era la única que sabía la combinación. Escuché pasos que se detuvieron cerca de mi cabeza.

"¿Qué haces?" - preguntó una voz, y abrí inmediatamente mis ojos.

"¿Tú qué haces aquí... digo, bueno, es raro verte aquí, Freen" - respondí.

"Vine a buscar al abuelo, pero no está. ¿Qué haces en el suelo?" - dijo Freen, sentándose a mi lado y observándome.

"Pues... si te lo digo, te burlarás" - susurré. Freen me miró detenidamente, y mis ojos viajaron hasta mi pierna atascada. Freen entendió todo.

"Jaja, ¿cuánto tiempo llevas así, Becky? Tu pierna cabía cuando tenías 9 años" - se rió genuinamente, lo cual me hizo reír también.

"Solo quería intentarlo" - encogí los hombros mientras seguía riendo con ella.

"Bueno, déjame buscar un destornillador" - dijo Freen.

Salió de la casa y regresó minutos después, Comenzó a desatornillar con cuidado para no lastimarme. Así pasaron 15 minutos y, finalmente, fui libre.

Freen me ayudó a levantarme y no pudo evitar seguir riendo. No pude evitar sonrojarme, pero agradecía su ayuda.

"¿Estás bien?" - preguntó mientras yo lucía con bastante polvo. Yo solo asentí.

"¿Vienes a menudo aquí?" - pregunté mientras me sentaba en el sofá.

"Cuando quiero huir de todos afuera, intento mantenerlo en orden" - respondió Freen, sentándose a mi lado.

"Aún sigue la misma contraseña" - comenté.

"Puedes venir cuando quieras. Solíamos pasar mucho tiempo aquí, solo intenta no meter el pie de nuevo" - se burló y yo reí con ella.

"Jaja, idiota" - respondí.

"Becky..." - Freen se acercó más y tomó mi mejilla. - "Discúlpame por esto" - señaló mi herida y nuestras miradas se encontraron.


"Creo que esto no es nada en comparación con lo que el abuelo nos dirá, ¿no crees?" - le sonreí.

"Fui muy idiota e infantil. Nunca quise que salieras herida" - me tomó ambas mejillas y pegó su frente a la mía.

"Muy... idiota", mi voz titubeó. Sentirla tan cerca y comportándose así conmigo nublaba mi razón y mi enojo hacia ella.

Permanecimos en un cómodo silencio en esa posición. Se separó un poco, abrió los ojos y se encontró con los míos. Su mirada me recorrió hasta posarse en mis labios, lamiendo los suyos.

Se comenzó a acercar y yo me paralicé Me tomó del mentón haciendo que la mirara y me encontré con esos ojos color miel que tanto adoraba. Me miraban con duda, pero había un silencio cómodo entre nosotras. sentí su aliento golpeando mis labios, y en ese momento, mi corazón empezó a latir con fuerza. Freen no dudó ni un segundo y unió sus labios con los míos. Al principio, tardé en reaccionar, pero finalmente correspondí al beso, dejándome llevar.

Nuestros labios se movían en perfecta sincronía, suaves y lentos. Freen buscaba acceso a mi boca y, cuando nuestras lenguas se encontraron, sentí una descarga eléctrica recorrer todo mi cuerpo. El beso se volvió más intenso y apasionado, dejándonos llevar.

Freen me besaba con desesperación y locura, mordiendo mi labio y haciéndome jadear. Cada contacto, cada roce, solo hacía que mi deseo por ella se intensificara aún más. Estaba llevándome al límite, haciéndome perderme en ella por completo.

Pero en un instante de lucidez, me separé rápidamente de aquel beso. Sabía que no era correcto, me pare del sofá alejándome de no podía permitirme continuar por ese camino.

"Lo siento..." - susurré mientras me alejaba caminando a la salida, sintiendo cómo la culpa se apoderaba de mí.

"Es mejor que me vaya, es tarde" - añadí, tratando de encontrar una excusa para alejarme de esa tentación.

Estaba a punto de irme, buscando una salida para escapar de aquella situación, pero antes de que pudiera hacerlo, Freen me agarró del brazo, sujetándome con firmeza. El contacto de su piel con la mía me hacía temblar y mi mente se nubló por completo. Sentí cómo sus manos se aferraban a mi cintura, atrayéndome hacia ella, y en ese momento, todas mis dudas y pensamientos racionales desaparecieron.

El Lazo Que Nunca Se RompioWhere stories live. Discover now