7. Bebé Berrinchudo

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Ser jefe por un día llegó, y Shouto estaba más que molesto por ello. Si bien coger con Katsuki ayudó a desahogarse un poco, no funcionó del todo para el día siguiente.

El problema de ser el jefe, es que a diferencia de ser el hijo, ahora todas las responsabilidades vienen a ti. No podía irse temprano o faltar, porque era el jefe; y todos, absolutamente todos venían a él para preguntarles cosas tan banales y simples que un loro parlante podría contestar.

Al punto de que le brincó el ojo del estrés. Tenía que asistir a juntas innecesarias, ver cómo estaban los novatos, revisar más papeleo y patrullar en pleno medio día con el sol quemándole el resto de la cara que no alcanzó el agua hirviendo.

Y si quería darse mimitos con Katsuki, a diferencia de otros días, ahora era interrumpido porque Dios sabe, sus empleados querían saber si deberían pedir comida mexicana o italiana para almorzar. Por supuesto que Enji le dejó a cargo el único día que la agencia tenía para pagarles la comida a sus trabajadores.

Así que sí, Shouto estaba irritado. Hubo 2 ataques de villanos que sintió como recompensa divina para ayudarlo a desahogar su ira, pero los criminales se asustaron tanto de su cara que se entregaron ellos mismos.

Su turno normal de 8 horas, terminó siendo de más de 12, pues tenía que estar presente casi todo el día, noche y algunas horas de la madrugada. A Katsuki no lo vio más que 3 veces y la última vez fue para decirle que se fuera porque el rubio parecía estarlo esperando.

Shouto se fue a su casa a dormir a las 2 de la mañana, y ese mismo día tenía que regresar temprano a la agencia por su turno. Realmente no quería ser el jefe, pero ahora lo confirmaba. Que se joda Enji y su agencia de porquería.

Como era obvio, Shouto llegó con ojeras, cansado, harto de la vida, tarde y sin desayunar. No respondió el saludo de nadie y ni siquiera la presencia de Katsuki hizo algo con su mal humor.

– Te ves asqueroso.

– Gracias – Katsuki rodó los ojos ante el tono de desgano de Shouto.

– Sabes que no eso quise decir – Explicó – ¿Comiste algo? Traje comida de mi departamento por si quieres.

El estómago de Shouto gruñó y esa fue suficiente respuesta. Katsuki le pasó la caja de bento y sin importarle si era hora de la comida o no, Shouto se sentó en su escritorio a comer. Si le tocaba patrulla y no tenía nada en el estómago se iba a desmayar. Llevaba 2 bocados cuando entraron a la oficina.

– Shouto – El mencionado sintió que de nuevo le brincaba el ojo del estrés – Buenos días.

Shouto no respondió al saludo de Enji, ni siquiera le miró. Se metió otro bocado de comida a la boca. Katsuki estaba haciéndose el ocupado en su propio escritorio, sin querer hablar con ninguno de los Todoroki. Enji carraspeó.

– No es la hora de la comida.

– No me importa.

Katsuki tuvo que ahogar una risa por la respuesta irrespetuosa que salió de la boca de Shouto. Rara vez se comportaba así, generalmente con su padre.

– Me llegaron quejas de tu ineficiente desempeño como jefe.

– Si esto es porque decidí que comeríamos comida francesa en vez de mexicana o italiana, déjame decirte que no escuché quejas ayer mientras se atragantaban comiendo.

Shouto dejó su comida a un lado, porque quería discutir con su padre sin masticar. Bastante mal día ha tenido ayer y hoy, para que venga este viejo a decirle qué hizo mal en un trabajo que no le corresponde, ni para el que está preparado porque no lo quiere en primer lugar.

– Creí firmemente que estabas capacitado para un trabajo de esta magnitud, Shouto.

– Creíste mal – Enji tomó un hondo respiro para evitar un posible ataque de ira.

– El resto de héroes, pasantes y demás empleados no estuvo contento con el rumbo que tomó la agencia ayer. Recibí múltiples llamadas durante el día y con lo ocupado que estaba, tuve que ignorar el manejo de mi propia agencia.

– Pobre de ti – Las respuestas cortas y desinteresadas de Shouto no hacían nada para tranquilizar el ambiente.

– Shouto, es importante que...

– No, tú escúchame – Interrumpió Shouto.

Hasta el momento había estaba sentado, escuchando los regaños de su padre. Pero llegó un punto en el que se hartó, se levantó y enfrentó directamente a Enji asustando a este por su actitud y de paso también a Katsuki por el tono de voz.

– Me avisaste la noche anterior, después de las 9, que tenía que hacerme cargo de algo que claramente no me importa. Y todavía así, ni siquiera preguntaste si estaba dispuesto a tomar una responsabilidad tan grande. Simplemente hiciste lo que quisiste y ya estoy harto de que quieras manejarme como un maldito títere.

Tanto Enji como Katsuki estaba sorprendidos de la actitud de Shouto. El siempre calmado e introvertido Shouto, ahora estaba explotando como si se hubiera criado con los Bakugou.

– No quiero una palabra más de ayer, y puedes meterte tu agencia por el cu...

– ¡Icyhot! – Katsuki finalmente se metió en la discusión y puso un alto.

Ante el regaño, Shouto no terminó la frase pero tampoco siguió hablando. Soltó toda su ira en un largo suspiro y se sentó a continuar su desayuno sin prestarle la más mínima atención a su padre, como si la plática nunca haya pasado.

Enji tampoco dijo nada, todavía sorprendido del vocabulario de su hijo. Shouto siempre ha sido cruel con sus palabras, frías y sin tacto, Enji estaba acostumbradas a ellas; pero al nuevo Shouto de ahora, vaya, le sorprendió más de lo que le ofendió.

– Déjalo ir, viejo, no quiere la agencia – Katsuki se había levantado y parado a un lado de Enji – Pero si el puesto está disponible, yo podría...

– Bakugou.

– No te metas, halfie, estoy haciendo negocios.

I'm not your fucking Dad, but I could be your DaddyWhere stories live. Discover now