2. Llámame Papi

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La tentación les ganó a ambos y se besaron, llegaron casi a tropezones a la cama. La ropa fue volando desde la sala a la recámara y para cuando dejaron de besarse para tomar aire, Katsuki apenas tenía uno de sus calcetines puestos todavía.

Para Shouto era una visión. Su yo de 17 años no pensó que estaría aquí, pero lo está. Katsuki está justo frente a él, desnudo, listo para ser jodido. Sin creerlo le dio un beso todavía más fogoso antes de bajar de la boca a la mandíbula, y de la mandíbula al cuello. Los gemidos de Katsuki sonaron gloriosos.

Sus erecciones chocaban una contra la otra y fue Katsuki quien usó su mano para unirlas y masturbarlas juntas. Fue áspero y rudo, pero lo suficientemente placentero para arrancarles gemidos a ambos. Shouto también usó sus propias manos para apretar cada pectoral y masajearlo.

Katsuki tenía condones, lubricante, pañuelos y un vibrador en su mesita de noche –se ve que se divertía diariamente–. Shouto no quería esperar, ya lo había hecho 10 años y no fue bonito, por lo que tomó la botella de lubricante y la roció en su mano izquierda, calentándola un poco para mejorar la textura.

También tiró un poco en sus pollas que Katsuki aún continuaba masajeando. Volvió a besar al rubio mientras llevaba su mano izquierda a la entrada; sintió el respingo de Katsuki cuando un dedo presionó ahí, pero lo relajó con más besos.

Rodeó con la yema del índice la orilla justo antes de meterlo. Fue lento, constante hasta que su dedo entró hasta la base, escuchó el suspiro de Katsuki, así como sus sonidos de placer. Esperó unos segundos antes de sacar el dedo, y cuando lo volvió a meter, ya eran 2.

– ¡A-Aah! – Aquello hizo que Katsuki soltara sus pollas y se sujetara de las sábanas.

– Mi error – Se disculpó Shouto – Pensé que estarías más suelto.

Katsuki lo miró mal pero su puchero y sus mejillas rojas le hicieron ver adorable pese a su ceño fruncido.

– ¿Por qué carajos pensarías eso?

Shouto no contestó verbalmente, pero le dio una mirada rápida al vibrador. La cara de Katsuki enrojeció más cuando notó a qué se refería.

No esperó a que Katsuki contestara, con los dos dedos retorciéndose dentro de él, hizo movimiento de tijeras para ayudar con el estiramiento. Bellos sonidos salieron de la boca frente a él y Shouto se agachó a tragarlos.

Su dedo índice y medio pronto tuvieron otro invitado y el anular se unió a ellos. Con 3 dedos dentro, Katsuki estaba ya lo suficientemente preparado para el siguiente paso, por lo que en un último movimiento rápido de Shouto, los dedos salieron y dejaron un vacío en la entrada.

– Rápido, Todoroki... – Exigió el rubio.

Shouto fue veloz cuando tomó uno de los condones de la mesita. Abrió el paquete con cuidado y se lo puso, notando que el largo no era el adecuado, pues se le quedó a media polla. Katsuki también lo notó y casi se muere de vergüenza.

Pero con lo excitado que estaba Shouto, aquello no le importó. Katsuki tenía el culo abierto para él, justo ahora, no debía estar distraído en tonterías, por lo que tomó la base de su polla y después de posicionarla, lo penetró. Katsuki soltó un chillido.

Se sentía bien, mejor que cualquier fleshlight del mercado. Las paredes de Katsuki lo envolvían tan deliciosamente y el calor dentro era sofocante. El lubricante ayudó al deslizamiento y casi como mantequilla, Shouto tocó fondo.

Katsuki lo abrazó tanto con sus brazos como con sus piernas y Shouto enterró la cara en su cuello. Sentía los gemidos del rubio en su oreja, así como el olor dulce de su sudor en su nariz; no se resistió y comenzó a chupar y morder el cuello mientras sus caderas se movían como desesperadas entrando y saliendo.

Quizá estaba muy borracho de Katsuki; tal vez la espera de 10 años le había jodido el cerebro. Pero fuera como fuera, en medio de tanto salvajismo y placer, aun con los altos gemidos de Katsuki, Shouto se encontró gritando sin pensar en las consecuencias.

– ¡Joder, Papá! – Realmente no se percató de ello hasta que fue Katsuki quien se lo dijo.

– ¿Q-Qué dijiste, bastardo?

Shouto detuvo su movimiento de caderas y se incorporó saliendo del cuello de Katsuki. Frente a frente, observó el rostro ajeno lleno de curiosidad y asombro. Katsuki tenía la cara roja, y el cabello pegado a la cara por el sudor, sus labios estaban mordisqueados y la vista era tentadora.

Pero, joder, Shouto, concéntrate.

– No dije nada – Respondió después de tragar saliva, sintió sudor frío recorrerle la sien y estaba seguro de que no fue por el sexo.

Katsuki obviamente no le creyó, es más, le siguió viendo con esa mirada juzgadora que usaba contra los villanos al interrogarlos, pero Shouto fue lo suficientemente fuerte para no caer.

– Je ¿Así que alguien todavía tiene problemas con Papi? – Fue turno de Katsuki de hablar al ver que el otro no dijo nada. Shouto la cagó, y en grande.

– ¿Se nota mucho?

– En vista de que me llamaste Papá mientras me follabas y tu polla no se ha ablandado en lo absoluto, yo diría que sí – Bien, Katsuki siempre fue perspicaz para las cosas. Pero tampoco es que el rubio le haya empujado y dicho que se fuera.

– Es... complicado.

– No pregunté – Katsuki se encogió de hombros – ¿Tiene qué ver con las comparaciones de tu viejo y yo que dicen en la agencia?

– Tal vez – Confesó Shouto, incapaz de verlo a los ojos.

– Así que me estás follando porque te quieres follar a tu papá.

– ¡E-Eso no es así!

– Ah, tranquilo idiota, ya lo sé – Katsuki se rio con burla de la cara de angustia de Shouto – Sé cómo funcionan los daddy issues.

– ¿Tú los tienes?

– No, lo decía por Deku. Sigue andando con hombres mayores en busca del amor paternal que no le dieron de niño – Bien, Shouto se esperaba eso de Midoriya – Yo tengo los del otro lado y son peores. Creo que por eso soy gay.

Shouto recordó a la madre de Katsuki y cómo ella era casi igual a Enji. Katsuki no daba señal de un trauma como el de Shouto, pero en definitiva lo tenía, solo que de otra manera. Es triste que la forma de crianza de una madre haya llegado hasta el punto en el que su único hijo varón decidió no involucrarse con mujeres.

– Pero ya, no estamos aquí para una sesión de terapia – Katsuki de inmediato regresó al asunto – Viniste a follarme, así que continúa.

Shouto infló los cachetes y apretó los labios, intentando que las palabras que iba a decir no salieran. Al final fue inútil, terminó por hablar y rogaba en su mente que ahora sí, Katsuki no le echara del departamento.

– ¿Te puedo llamar así?

– No – Bueno, la negativa era mejor a que lo sacaran, pero ahora Shouto se moría de vergüenza. Katsuki rodó los ojos y al volver a verle sonrió – Pero puedes decirme Papi

I'm not your fucking Dad, but I could be your DaddyWhere stories live. Discover now