Su pie se movía ansiosamente de arriba a abajo, contaba segundo a segundo el cambio de guardias

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Su pie se movía ansiosamente de arriba a abajo, contaba segundo a segundo el cambio de guardias. Tendría la última llamada, la última que le diría si saldría de esa hueco o sí se iba a pudrir ahí mismo.

El juicio sería exactamente en 15 días, solo tendría una oportunidad. Sí no lo lograba a la primera, las cosas se pondrían complicadas para todos.

No sabía mucho de Jin, sabía que estaba internado, y que no había salido de ahí para nada en los últimos dos meses. Le desesperaba no saber cómo estaba, se preguntaba cada noche sí lo recordaba, sí lo extrañaba, sí lo seguía queriendo, sí no se había dejado llenar la cabeza de cucarachas y malas ideas. Miles de preguntas y ninguna sin una respuesta que le convenciera.

El sonido de la puerta abriéndose fue su elixir.

—Siete minutos, nada más que eso —la voz del guardia se escuchó, y con su mano extendida le ofrecía un teléfono celular.

—Que feliz estoy de verte, Patrick —le dijo después de haber recibido el celular. Pronto se escucharon los tonos que indicaba que se estaba haciendo una llamada, al segundo Jeon contestó—. Dime qué me tienes buenas noticias, Jungkook, por favor.

—Todo está perfecto, en 8 días, a las 2:30 de la madrugada estarás fuera de esa ratonera.

Dejó caer su cabeza hacia atrás y suspiró aliviado.

—Eso era justo lo que quería escuchar.

—Te pedí que le dijeras a Jonnie que quiero verlo —dijo Jin con las mejillas empapadas en lágrimas

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—Te pedí que le dijeras a Jonnie que quiero verlo —dijo Jin con las mejillas empapadas en lágrimas.

—Le he dicho todas las veces que ha venido, pero sigue repitiendo que te odia y que por eso no quiere verte —dijo la enfermera con desinterés.

—¿Entonces a qué viene a este lugar?

Lizy suspiró cansada. Eran las 11:00 de la noche, debería estar pasando su turno de la noche tomando chocolate caliente en la sala de descanso, pero ahí estaba, lidiando con un maldito mocoso encaprichado con un criminal.

—Cállate, maldita sea, me tienes harta teniendo que escuchar tu estúpida voz chillona — Zarandeó por los hombros a Jin —. Entiende de una vez por todas que tu Jonnie no vendrá por tí, ni a verte, ni a llevarte con él, ni a volver a violarte como ya lo hizo, estúpido niño inservible. ¡Te odia, maldita sea, te odia! ¡Puedes morirte de una vez por todas, porque tu violador no vendrá a buscarte nunca, y tú nunca saldrás de aquí!

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