CAPITULO VII

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Un enorme barco flotaba entre las nubes, tallado en forma de una gran serpiente con enormes colmillos y cuatro velas tan blancas como las nubes

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Un enorme barco flotaba entre las nubes, tallado en forma de una gran serpiente con enormes colmillos y cuatro velas tan blancas como las nubes.

La tripulación bailaba y cantaba alegre siendo observados por su capitán desde la popa. Un hombre alto, de pelo rizado y rojo que llegaba hasta sus hombros.

Mantenía una mirada seria en sus ojos rasgados color ámbar. La ligera brisa movía con elegancia su capa de piel de oso dejando ver una pechera junto a sus botas de un metal tan negro como la noche.

—¡Capitán! —gritó uno de los tripulantes. Anonadado, miraba una y otra vez por su catalejo.

—¿Qué sucede Marcus? ¿Algún nuevo objetivo? —preguntó el hombre acercándose al muchacho.

—Es... es un... no se como decírselo... mire usted mismo.

Tomó el catalejo y miró en la misma dirección. Su rostro formó una gran sonrisa triunfal al ver aquello que alteró a su compañero. Se trataba de un hombre pero, dos alas de dragón doradas lo sostenían en el aire.

Iba en dirección contraria a ellos.

—Por fin... después de treinta años te encontré, Solagón —susurró.

—Marcus, diles que cambien rumbo al Sur, debemos seguir a ese chico. —Le dijo devolviéndole su catalejo.

—Si señor, ¡cambien rumbo! ¡Nos dirigimos al Sur! —Se alejó.

Su capitán se quedó mirando el horizonte con una malévola sonrisa.

Gwizdo aterrizó con torpeza estampándose contra el césped y su cuerpo quedó lleno de raspones al igual que tierra y lodo

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Gwizdo aterrizó con torpeza estampándose contra el césped y su cuerpo quedó lleno de raspones al igual que tierra y lodo. Levantándose echó un vistazo al sitio, parecía ser un prado que emanaba un aroma fresco, tan hipnotizante para la nariz del humagón.

Sacudió la cabeza, no debía distraerse. Notó como otro bosque se encontraba frente a él, uno mucho más espeso que los anteriores.

Entre gruñidos, prefirió tomar vuelo y buscar la aldea, nunca fue alguien paciencia. Mientras, sus amigos optaron por seguirlo abriéndose paso por la espesa arboleda con tal de no asustarlo.

Dragon Hunters: La maldición del dragón dorado [MUDADA]Where stories live. Discover now