—¡No es eso, Kiki!

—Entonces no entiendo el porqué —insistía.

—Está bien, se lo digo a Denna y a mis amigas más cercanas de la empresa, —acepté a regañadientes —con mi jefe, todavía no tengo esa confianza, y además, no me apetece que venga. —Pensé en voz alta.

—Me parece bien —aceptaba sonriendo satisfecha.

—Tú, ¿se lo vas a decir a alguien más? —pregunté.

—¿A quién más? Si casi que vivimos en la thin house de Londres¡tenemos aforo limitado!

Durante la jornada de trabajo, les recordé a Denna y Maria, la hora y la dirección del piso.

Denna, era una antigua amiga, es la novia de Alex, uno de los mejores amigos de Lucas, mi ex marido. A pesar de que, salí del grupo de whatssapp de parejas que compartíamos con ellos, nunca llegamos a perder el contacto, porque fueron ellos finalmente, los compradores del piso que teníamos Lucas y yo, en común. Además, por casualidades de la vida, habíamos acabado trabajando en la misma empresa. Ella trabajaba en el departamento de recursos humanos. Su área no tenía nada que ver con la mío. Nos movíamos en distintas oficinas, ella tenía otro supervisor, y se relacionaba en otro equipo, pero casi todos los días en la cafetería, hacíamos por coincidir. Sobretodo, a raíz de, mostrarse tan empática y comprensiva conmigo, después de enterarse por su pareja, del giro que había dado mi vida.

Maria, al contrario, sí era de mi departamento, trabajábamos codo con codo, en la misma mesa, cada mañana. Mis competencias estaban más relacionadas con cuestiones químicas, y de la calidad del producto, en función de las características del animal; y ella, era un hacha en todo lo que tenía que ver con el mundo del marketing.

Desde el día uno, congeniamos bien, además le debía mucho, porque había sido mi guía, durante mis primeras semanas en la empresa.

María era la típica chica con apariencia angelical, cabello rubio largo, sano e impecable, ojos redondos azules y una espléndida figura. Era fiel a los pendientes de perlas, siempre lucía una impoluta manicura a la francesa, y los domingos, solía ir a jugar al pádel con su chico.

—Perfecto Violeta, nos vemos después en tu casa —se despedía María, dandome un beso en mi mejilla, antes de marcharse.

—Bueno, si nos despistamos, o nos entretenemos, te escribimos —añadía Denna.

—Perfecto, estaré atenta —respondí, haciéndole un guiño cómplice a la última.

Denna era la única persona de la empresa que conocía el sexo de mi pareja, debido a que Lucas, había puesto al tanto a sus amigos, y yo le había corroborado posteriormente la información.

Ni Manu mi jefe, ni María, mi compañera de mesa, sabían el detalle de que mi novia era una chica y era Chiara Oliver. Pensé en contárselo a Maria una vez que la invité a la fiesta, para que no llegara el día y le pillara por sorpresa. Pero se me olvidó a lo largo de toda la semana, o mejor dicho, no llegué a encontrar las palabras adecuadas. Cada vez que me decidía a hacerlo, me ponía a mí misma una nueva excusa. Pero el día había llegado, y no me quedó otra, que pedirle el favor a Denna, para que fuese ella, quien le diese esa información por mí. Ellas habían quedado un rato antes, para llegar juntas a mi fiesta, así que, pensé que era un buen momento, para que Denna la pusiese al tanto.

❤️⭐️❤️⭐️

La llave.

El sonido de la llave dando la vuelta a la cerradura fue el estímulo que le hizo cosquillas a mi estómago, y el que hizo, que mis pies se deslizaran solos hasta la puerta, con mis brazos abiertos y una boba sonrisa dibujada en mi cara.

Kivi- One shots Where stories live. Discover now