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Jungkook recogía los vasos y platos de una de las mesas que los clientes habían dejado, no esperó girarse y encontrar a Taehyung de pie en la entrada del pequeño restaurante

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Jungkook recogía los vasos y platos de una de las mesas que los clientes habían dejado, no esperó girarse y encontrar a Taehyung de pie en la entrada del pequeño restaurante. Se veía terrible, no iba a mentir; cabellos castaños alborotados, rostro cansado y con ojeras, incluso había perdido peso. Sin embargo, al menor no le importaba cómo lucía, solo el hecho de que estaba ahí.

—Ho-hola... —murmuró el castaño.

—Hola, Tae.

Ver al mayor allí no hizo más que recordarle todo lo sucedido y cómo había reaccionado. Jungkook contrajo su mandíbula en un gesto de impotencia, por mucho que quisiera consolarlo aún le dolía la forma en la que el chico los había tratado. Ni siquiera sabía si venía a disculparse o a pedirle que se marchara de su vida definitivamente, pensar en eso le provocaba un nudo en la garganta.

Taehyung dio un paso hacia él.

—¿Podemos... Podemos hablar?

—Estoy trabajando, Tae, yo...

—Esperaré a que termines. —Y se sentó en una mesa para dos que estaba desocupada.

Jungkook se pasó la mano por la nuca algo incómodo, mientras algunos clientes los miraban de soslayo.

—No puedes quedarte si no vas a consumir nada. No creo que...

—Entonces me gustaría pedir un café... por favor. ―Los ojos contrarios parecían suplicar, igual que el tono que había empleado.

El pelinegro suspiró y se rindió, dio media vuelta para continuar trabajando hasta que llegara su descanso.

Con la cabeza baja, Taehyung removía el azúcar en su taza y trataba de mantener su mano estable para que no le temblara tanto. Tener a Jungkook cerca había apaciguado un poco a su lobo, sin embargo, el lazo que los unía se sentía débil, casi lejano, y la tristeza permanecía como un halo alrededor de ellos.

Al fin Jungkook terminó su turno y fue a cambiarse mientras ignoraba las miradas inquisitivas de sus amigos. No podía lidiar con ellos ahora, llevaban toda la semana preguntándole si sucedía algo y el menor lo mismo estaba de mal humor, que desanimado y melancólico.

Ocupó el asiento que había frente a Taehyung y recibió la mirada apagada del castaño. Le dolía el pecho por la distancia tan grande que había entre ellos, aunque solo los separaba una mesita de café.

—Jungkook... y-yo... Lo siento tanto... —La voz del mayor se quebró un poco pero eso no le impidió continuar—: Fui un egoísta y me comporté horrible. No tenía que haber actuado así pero no pude evitar sentirme...

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⏰ Última actualización: Mar 16 ⏰

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