— ¿Quién era ella, Ced? – preguntó.

— Una amiga – contestó él – vino a visitarme, y no me pude negar a dejarla pasar.

— ¿Seguro? – dijo con desconfianza.

— Si, estoy totalmente seguro, Draco – respondió con tono pesado – mira, no debes desconfiar de mí, yo soy tú novio.

— Sé que eres mi novio, pero tampoco es para que me hables así – le dijo el rubio – nunca me habías hablado en ese tono, Cedric.

— Pues acostúmbrate – dijo él y entró a su casa.

Draco se sintió algo triste por como le habló, pero regresó a la madriguera.

Harry estaba indignado

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Harry estaba indignado.

La hermana de tío Vernon, Marge Dursley que era igual de robusta que su hermano, y una loca obsesionada con los perros. Oh, y que odiaba a Harry, los había ido a visitar durante una semana.

La mujer durante la semana entera estuvo haciendo comentarios horribles sobre Lily y James Potter. Harry se controlaba pensando en el permiso para ir a Hogsmeade que tío Vernon le prometió firmar.

Aunque, ahora mismo que era la última noche de Marge con ellos, las cosas no iban muy bien. Menos si la mujer estaba ebria e insultaba a Harry.

— Petunia, ¿qué hacía el padre del chico? – preguntó Marge.

— Nada, no trabajaba, era un vago – mintió tía Petunia – y era un ebrio.

Las orejas de Harry estaban casi tan rojas que el pelo de Ron.

— Mi padre no era un ebrio – dijo y Marge rió.

— ¡Ah, siempre lo he dicho! – exclamó ella – si algo tiene mal la perra, los cachorros lo tendrán.

— ¡Ya basta, ya basta! – gritó Harry enfurecido y la mujer se volvió hacia él con un dedo alzado, el cual se empezó a inflar al igual que todo su cuerpo robusto y gordo. Harry miró la escena asustado y entre el bullicio de los Dursley fue hacía la alacena debajo de las escaleras y tomó su baúl, luego, fue a su habitación y tomó los regalos, cartas y la jaula de Hedwig. Cuando bajó las escaleras, tío Vernon se le acercó y él sacó su varita.

— No puedes hacer magia – le dijo Vernon con voz agitada – te expulsarán de la escuela.

— No me importa – mintió Harry – cualquier lugar es mejor que aquí.

Y entonces, Harry se marchó de la casa y caminó y caminó, hasta sentarse en una de las aceras de la calle. Estaba perdido, por suerte, aún no había enviado a Hedwig la carta que le escribió a Ron, así que; tomó la carta y tomó su pluma, y escribió:

« Ron, no sé cuánto tiempo tarde Hedwig tarde para llegar a Egipto y que recibas esta carta. Pero, me fui de casa, pasó un accidente y necesito ir a la madriguera...no me importa que ahí esté Malfoy. Cuando me envíes la carta en respuesta, tal vez ya esté allá. »

— Hedwig, llevasela, princesa – le dijo y la lechuza emprendió su viaje. Harry volvió a poner la pluma y tinta en el baúl. Y escuchó un ruido tras él, cuando volteó se encontró con unos ojos negros muy grandes, era un perro gigante, muy gigante y lo miraba fijamente.

Cuando se iba a acercar un estruendo se escuchó y Harry se cayó, un segundo más tarde, un autobús enorme y con varios faros delanteros frenó con un chirrido en el lugar dónde Harry se cayó. Era de un color morado vivo y decía: Autobús Noctámbulo.

El cobrador de uniforme morado, saltó del autobús y habló en voz alta sin mirar a nadie.

— Bienvenido al autobús noctámbulo, transporte de emergencia para el brujo abandonado a su suerte. Soy Stan Shunpike, estaré a su disposición esta noche.

Harry tuvo que mentir acerca de quién era, dijo que se llamaba Neville Longbottom pues fue el primer nombre que se le ocurrió

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Harry tuvo que mentir acerca de quién era, dijo que se llamaba Neville Longbottom pues fue el primer nombre que se le ocurrió. El viaje no estaba haciendo tan divertido, pero, tuvo una leve plática sobre Sirius Black, un hombre que había escapado al parecer de azkaban y al que habían pasado en las noticias muggles.

En la imagen del diario del profeta, Harry pudo notar como el hombre que tenía el pelo largo, y aspecto algo triste, le guiñaba el ojo y le sonreía.

Stan, el cobrador, le había comentado que Black era un gran partidario de Voldermort.

— Por cierto, Neville – le dijo Stan a Harry – ¿dónde irás?, no nos dijiste.

— Ottery Saint Catchpole – contestó él, dando el nombre del pequeño pueblo dónde los Weasley vivían.

— Ya oíste, Ernie –  le dijo Stan al conductor – Neville irá a Ottery Saint Catchpole.

Ernie llegó, para sorpresa de Harry, en un minuto al pueblo, y Stan y él bajaron junto a Harry para ayudarle con el baúl. Qué estaba muy pesado, por cierto.

Llegando a la madriguera, Potter tocó la puerta y Draco que estaba hablando con sus padres, se levantó del sofá y fue hacia la puerta. Cuando la abrió, y miró a Harry se quedó sorprendido.

— ¿Potter?...

Los Elegidos  || Harco Where stories live. Discover now