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Narrador omnisciente:

Hoy, Harry y Draco irían por primera vez al callejón diagon.

Hagrid era el encargado de llevarlos, si, a ambos juntos. Pues, así lo quiso Dumbledore.

Draco se había despertado temprano para ordenar todo lo suyo, era diez de agosto, y claramente faltaban unas dos semanas para ir a Hogwarts.

— Draco, te han venido a buscar – le dijo una monja y él asintió, saliendo con su carta en mano – debes primero desayunar, querido – mencionó ella y los demás niños lo observaron.

— Oh, no se preocupe, Sor Caridad – contestó el rubio – estoy muy apurado, adiós.

— Hola, tú debes de ser Draco – lo saludó Hagrid y el rubio abrió la boca impresionado al ver el tamaño del semi - gigante – soy Rubius Hagrid, soy el guardabosques en Hogwarts.

— Hola, señor – respondió – soy Draco Malfoy, mucho gusto.

— El gusto es mío – le dijo Hagrid con una sonrisa – ¿No te molestaría si nos retrasamos unos minutos? – Draco lo miró confundido – Es que, debo buscar a otro niño aparte de tí.

— Oh, no, no me molesta – contestó y ambos se dirigieron a la moto de Hagrid, para luego ir a Privet Drive – Wow, todo desde acá arriba se ve maravilloso.

— Y aún falta más – mencionó el semi gigante con una sonrisa, por la emoción del rubio – bueno, llegamos.

Fuera de la casa número cuatro de Privet Drive, estaba Harry aburrido esperando a Hagrid.

— ¡Harry! – exclamó Hagrid y el mencionado levantó la mirada emocionado – ¿Estás listo para ir al callejón diagon? – Harry asintió y observó a Draco algo confundido – Oh, Harry, él es Draco Malfoy, Draco, él es Harry Potter – los presentó y los chicos solo asintieron en forma de saludo.

Luego de saludarse silenciosamente los chicos junto a Hagrid fueron directo al caldero chorreante.

— Oh, hola, Hagrid – saludó Tom, el encargado del lugar – ¿Algo para tomar?

— Hola, Tom, hoy no puedo – le contestó Hagrid – ando en unos asuntos de Hogwarts, debo llevar a Harry y Draco a comprar sus cosas para el colegio.

— ¡Oh, por dios, Harry Potter! – exclamó Tom y todos se acercaron al castaño, Draco alzó un ceja con curiosidad – es un placer conocerlo, señor Potter.

— Hola, señor Potter – lo saludó una bruja y así muchísimos más.

— Miren chicos, él es su profesor de DCAO – les dijo Hagrid cuando un hombre con turbante, túnica y un olor horrible, aparte, tartamudo se paró frente a él – hola, Profesor Quirell.

— Ho..hola, ha.. Hagrid – le saludó él – e..es un g..gu..sto cono..cerlos.

— Hola, Profesor Quirell – lo saludaron mutuamente.

Él sonrió y Hagrid tomó a los niños de los hombros, dirigiéndose a una pared, a lo cuál, los chicos lo miraron confundidos.

— Ah, si, no les dije, pero.. observen – Hagrid le dió tres golpes a la pared y ésta se abrió lentamente, hasta mostrar una de las cosas más hermosas que los chicos hubiesen visto en sus vidas.

Era el callejón diagon...

Todo en el callejón era pintoresco, tanto, que Draco creía que estaba viendo el cielo, algo no muy diferente a lo que pensaba Harry.

— ¡Es impresionante! – exclamó Draco – ¡es hermoso, Hagrid!

— Oh, y aún falta más – le dijo Hagrid con una sonrisa – debemos ir a Gringotts.

Los Elegidos  || Harco Where stories live. Discover now