— Esos chicos me caen bien, Lee. Pero tú no me gustas. —El leve susurro de Kim Namjoon sonó con firmeza.

Jimin sabía que Soohyuk no sería capaz de salirse con la suya. Miró al bebé dormido en sus brazos, si Kim hiciese que Soohyuk fuese arrestado, ¿qué pasaría con él y el bebé? Sería muy difícil que surgiese algún trabajo, y de todos modos, ¿quién contrataría a un doncel con un bebé? Jimin no sabía si tendría el coraje y la fuerza para seguir adelante si las cosas se pusieran mucho peor. Pasar hambre él mismo era una cosa, pero ¿qué pasaría si la leche se secase y Soobin empezase a morir de hambre también?

— Yo te digo, que no tengo ni de cerca esa cantidad de dinero —dijo Soohyuk, empujando hacia abajo el sombrero polvoriento sobre su cabeza.— No tengo nada más que —se detuvo entonces y se volvió a considerar a Jimin. Su rostro largo y estrecho y su cruel boca, perfectamente reflejaban su carácter perezoso y poco fiable. A menudo, se preguntaba cansado, por qué se casaría con él. Y en estos momentos no le gustaba el brillo especulativo que vio en sus enrojecidos ojos. De repente, Soohyuk se acercó, lo agarró del brazo y tiró de él hacia adelante. Soobin se sobresaltó mientras dormía y luego se calmó.— Todo lo que tengo es a él y al pequeño.

Kim miró anonadado.

Soohyuk empujó a Jimin hacia adelante para inspeccionarle. Él bajó la cabeza, avergonzado. — Es un doncel tranquilo, no como algunos  otros hombres donceles, y no necesita demasiado para mantenerse en línea. El bebé es tranquilo, también. Mini se encarga de eso. Él puede cocinar y limpiar la casa. —Lo miró y le frotó una mancha que tenía en la mejilla, haciéndole estremecer.— Y no es algo demasiado feo a lo que mirar, cuando está limpio y se lava la cara.

— ¿Qué quieres decir, Soohyuk?

— Bueno, soy un hombre de grandes ideas, Kim —dijo Soohyuk con una sonrisa maliciosa a la vez que su sucio dedo daba unos golpecitos contra su sien.— Siempre estoy pensando. Tal vez podríamos hacer un trueque. El pequeño doncel y el bebé por la factura de tu libro. Con todas las de la ley, y la policía montada no tiene porqué saber nada al respecto.

Jimin le miró boquiabierto.

Kim Namjoon dio un paso atrás como si le hubiera ofrecido una caja de escorpiones.

Min Yoongi se rió y negó con la cabeza mientras apoyaba un codo en el mostrador.

— ¿Qué demonios, estás loco? —Dijo Kim.

— Soohyuk, —Jimin exclamó, estaba tan sorprendido que por un momento se olvidó de guardar silencio.— No querrás decir —Se interrumpió a sí mismo, incapaz de terminar. Él debía haberle entendido mal—su marido no podía estar queriendo dejar ver que realmente sería capaz de vender a su esposo y a su propia carne y sangre a ese hombre, Kim Namjoon. Nadie haría eso, era... era inmoral, era…

— No quiero oír ni una palabra tuya, bebé. —Soohyuk le advirtió en voz baja, señalándolo con el dedo.— No tengo tiempo para tus necedades. —Se volvió hacia Kim y continuó.— Él está bien, supongo, pero me frena mucho. Si no fuera por él, yo podría estar extrayendo muchísimo oro. Esta es mi gran oportunidad y mi objetivo es aferrarme a ella.

Jimin agachó la cabeza, avergonzado. Casi no podía creer la horrible y humillante situación en la que se encontraba. Casarse con Soohyuk para escapar de su borracho y abusivo padre había sido su gran error. Poco después de la boda, había descubierto que su marido y su padre eran muy parecidos. Pero ese error se agravó aún más cuando siguió a Soohyuk hasta este desierto. Tuvo que cruzar el incomunicado, por la nieve, Paso de Chilkoot, cuando estaba de seis meses de gestación, sólo para parir en una tienda de campaña a orillas de un congelado río Bennett. Fue un milagro que el bebé sobreviviese a tal experiencia y más siendo un embarazo de un doncel que es más complicado que el embarazo y alumbramiento de una mujer.

Kim Jimin- MiniMoni Where stories live. Discover now