Un heroe en una tierra sin ley (Ultima parte )

169 16 3
                                    

Izuku se despertó de inmediato y comenzó a recuperar la respiración. Al voltear a su alrededor, vio aparatos médicos.

- Por fin despiertas, cielos.

Izuku se giró hacia la voz femenina, viendo a la albina que lucía preocupada por el chico de pelo verde.

Izuku: ¿Qué... qué me pasó? -preguntó mientras se sentaba a un lado de la cama.

Eri: Te desmayaste por agotamiento, mamá te trajo aquí y bueno, yo curé tus heridas.

Izuku: Eres muy lista, eso lo reconozco.

Eri: Por supuesto que lo soy, papá.

Izuku: ¿Disculpa?

Eri: Oh, yo... Yo lo siento, es que no puedo mirarte sin recordar a quien consideré un padre para mí.

Izuku: Supongo que fue un buen padre.

Eri: El mejor... Él me enseñó lo que estaba bien y mal, y siempre me dio todo el amor que podía dar, hasta que... -los ojos de la albina comenzaban a cristalizarse- lo extraño mucho.

Izuku: Si no te molesta, ¿cómo es que te conocí o más bien cómo fue que mi yo te conoció? Porque esto aún es confuso para mí.

Eri: -soltando una pequeña risa- No te preocupes, para mí también lo es -dijo tomando una silla y sentándose-. Son momentos que no me gusta recordar. Yo estaba cautiva y fui usada como muñeco de ciencias durante un ataque de los héroes en el que hubo heridos y muertos. Yo solo era una niña indefensa, pero aún recuerdo las palabras que me dijiste: "No volveré a soltarte". Fue entonces cuando la pequeña señal de esperanza se cumplió para mí.

Izuku pudo notar la tristeza en el rostro de la albina mientras la veía limpiarse las pequeñas lágrimas que brotaban de sus ojos.

Izuku: Sin duda, eres una persona fuerte por haber soportado todo ese dolor y sufrimiento. Deberías sentirte orgullosa de ello, al igual que gracias a ti estoy bien.

Eri: Gracias... -dijo limpiándose-. Ve a reunirte con los demás, hoy van a celebrar.

Izuku: Sí -dijo levantándose-, y tú no vienes.

Eri: Yo sí, es solo que tengo cosas que hacer aquí.

Izuku: Entiendo, de todos modos deberías despejarte. El día de hoy fue una victoria para todos.

Eri: Sí... -la albina vio cómo el chico de cabello verde estaba a punto de retirarse-. Oye.

Izuku: ¿Sí? -volteando.

Eri: Sé que es raro, pero ¿podría darte un abrazo?

Izuku vio el rostro melancólico de la albina. Estaba a punto de negarse, pero ¿qué costaba recibir un abrazo?

Izuku: -suspirando- Bien.

La albina apenas pudo contener una sonrisa mientras se acercaba lentamente hasta que finalmente abrazó al peliverde, quien permanecía inmóvil hasta que una simple palabra lo llevó a rodearla con sus brazos.

Eri: Te extraño, papá...

El peliverde devolvió el abrazo y acarició suavemente la cabeza de la albina, quien se aferró un poco más antes de separarse.

Eri: Muchas gracias - dijo sonriendo y mirando al peliverde.

Izuku: De nada, espero verte en la celebración.

Izuku salió de la gran tienda de campaña y observó el cielo nocturno. Al salir, notó cómo todos se preparaban y encendían una fogata. Sin dudarlo, se acercó.

Quien dijo que no puedes ser un heroeWhere stories live. Discover now