Veo el icono de Instagram y alzo la ceja , me habían etiquetado en una publicación. Con la mano temblorosa voy a verla y siento que la respiración se me corta de golpe. Era una foto mía, la habían editado para que mis labios parecieran mas grandes como si me hubieran echo cirugía, y en mis ojos hicieron un dibujo bastante artístico del reflejo de un pene. A su alrededor había muchas palabras insultantes desde "bicho raro" hasta "agresiva" y "prostituta".

¿Por qué no podían olvidarlo? ¿Por qué no podían dejarme en paz? ¿Por qué tenían que seguir torturándome? ¿Por qué fui tan estúpida?

Mis ojos fueron a la sección de comentarios. Un sinfín de "muérete" "puta" y un comentario de Tuyen donde decía que yo lo contagie de clamidia una vez. Eso hizo que el corazón en mi pecho se estrujara con fuerza. Mi cuerpo entero temblaba, a la vez que mi respiración estaba agitada. No es hasta que siento la mano de alguien encima de la mia que reacciono.

El tacto de Circe era suave, sus grandes ojos cafés me miraron con preocupación.

—¿Qué sucede?—me pregunta en un suave tono. Niego con la cabeza guardando de manera torpe todas las cosas del bolso antes de levantarme, Circe me llama en un murmuro acompañado de un "espérame" que no hago caso mientras intento llegar.

*

Espere a que Tuyen estuviera caminando solo en el pasillo para agarrarlo del brazo y arrastrarlo al aula vacía. Los ojos de mi ex novio me miran con sorpresa mientras cierro la puerta detrás mío observándolo, quería llorar, golpearlo, quería humillarlo como él estaba haciendo conmigo.

—¿Clamidia? ¿enserio?

—Solo es una broma, no te lo tomes tan literal—replica él con las manos en los bolsillos de su pantalón mientras me observaba. —Nadie lo cree.

Lo mire de manera incrédula, Dios como lo abofetearía de no ser porque seguimos en la escuela y me ganare la reputación de violenta con mas fuerzas.

—¿Nadie lo cree? ¡Me miran como si tuviera la peste encima! En el baño alguien me arrojo un preservativo, me dicen puta donde sea que voy. ¿Cómo es que nadie lo cree?

—Tu le das mucha atención a todo esto, tranquila, solo estamos jugando. Es divertido, deberías tener sentido del humor.

Creo que puedo dejarlo a la imaginación lo que hice después.

Sabía que los psicólogos tienen una regla de "no juzgar" pero a veces me preguntaba si Reggie lo hacía. Sobre todo, en ese momento donde lo noto muy preocupado anotando cosas en su cuaderno. No me sentía orgullosa de lo que le hice a Tuyen si soy honesta, pero no tuve control de mi cuerpo. Simplemente tuve tanto odio que mis manos se movieron por si solas cuando le agarre del cabello comenzando a tirarlo con fuerza hasta que una profesora llego y nos soltó.

Llamaron a mi madre. Pero como ella estaba tan deprimida que ni se iba a levantar del sillón, me dejaron ir con una advertencia. Y también con una nota a mi psicólogo para que habláramos de mi comportamiento.

Mis ojos seguían en la pecera vacía, ¿alguna vez le pondría un pez? Ya me ponía nerviosa que no hubiera nada ahí, como si solamente fuera un accesorio más. Algo que mirar y decir que es arte abstracto, una decoración sin vida.

—Shailine—me llama el psicólogo Reggie con su tono de voz tranquila de aquellas que parece nunca haber gritado en su vida—No voy a decirte que la violencia física es la opción más certera, creo que eso lo sabes bien.

—No quiero hacerlo, fue un acto impulsivo, es como si otra persona tomara el control y lo hiciera. Solo quiero que sienta lo que yo siento. Pero siempre terminare como la mala.

Shailine & LunaWhere stories live. Discover now